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30.1.07

BAJO TU AMPARO

BAJO TU AMPARO
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.

SUB TUUM PRAESIDIUM
Sub tuum praesidium confugimus,
Sancta Dei Genitrix,
nostras deprecationes ne despiciasin
necessitatibus nostris,
sed a periculis cunctis
libera nos semper,
Virgo gloriosa et benedicta.
Amen.

Nota: Ésta es la oración más antigua conocida dedicada a la Virgen María.

MAGNIFICAT

MAGNIFICAT (Lucas 1:46-55)
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

29.1.07

OBJETOS LITÚRGICOS

ACETRE.
Caldero de agua bendita que se usa para las aspersiones litúrgicas. El agua se recoge del acetre y se dispersa con el hisopo.

CÁLIZ.
Copa, vasija donde se bebe. Recipiente en forma de copa con ancha apertura. En la Liturgia cristiana, el cáliz es el vaso sagrado por excelencia, indispensable para la Misa ya que debe contener el vino que se convierte en la Sangre Preciosísima de Cristo. Su forma, materia y estilo han variado mucho en el curso de la historia. Los cálices solían ser de oro y tenían a veces un valor extraordinario. Debe, preferiblemente, para el cáliz metales preciosos. No puede ser hecho de ningún material que absorba líquidos. El pie o soporte puede ser de otra materia. El Cáliz debe consagrarse exclusiva y definitivamente para el uso sagrado en la Santa Misa.

COPÓN
Vaso con tapa en que se conservan las Sagradas Hostias, para poder llevarlas a los enfermos y emplearla en las ceremonias de culto. En la actualidad los copones suelen ser de menos estatura que los cálices para distinguirlos de estos.

CORPORAL
Pieza cuadrada de tela sobre la que descansa la Eucaristía. Sobre ella se pone la patena y el cáliz durante la Misa. Antiguamente la Sagrada Hostia descansaba directamente sobre el corporal desde el ofertorio hasta la fracción. También se pone debajo de la custodia durante la Exposición del Santísimo.
Debe de ser de lino o cánamo y no de otro tejido. No debe llevar bordado mas que una pequeña cruz. Para guardarlo debe doblarse en nueve cuadrados iguales.

CRISMERA
Vaso o ampolla donde se guarda el crisma.

CUSTODIA (ostensorio)
Recipiente sagrado donde se pone la Eucaristía de manera que se pueda ver para la adoración. También se le llama ostensorium, del latín ostendere, mostrar. Hay gran variedad de tamaños y el estilos. Generalmente alrededor de la Eucaristía se representan rayos que simbolizan las gracias conferidas a los que adoran.

GREMIAL
Paño cuadrado que se ciñe el obispo durante ceremonias litúrgicas, por ejemplo en el lavatorio de los pies de la Misa del Jueves Santo. El gremial de seda y encaje para las misas pontificas ya no se usa. Uno de lino u otro material puede utilizarse.

HIJUELA
Paño blanco que se coloca sobre la patena (paño circular), o sobre el cáliz (paño cuadrado).

HISOPO
Utensilio con que se esparce el agua bendita, consistente en un mango que lleva en su extremo un manojo de cerdas o una bola metálica hueca y agujereada para sostener el agua. Se usa con el acetre.

INCIENSO
Resinas aromáticas, granulada o en polvo, que se queman en el incensario durante algunas liturgias. Su humo tiene fragancia. Cuando se bendicen son un sacramental. Quemar incienso significa celo y fervor; su fragancia: virtud; el humo que se eleva: las oraciones que ascienden al cielo. Se usa en la Misa para el libro de los Evangelios, el altar, el pueblo de Dios, los ministros y el pan y el vino. Se usa también en la bendición con el Santísimo, en procesiones.

INCENSARIO
Utensilio para incensar en las ceremonias litúrgicas. Lo usa el turiferario.

NAVETA
Recipiente, muchas veces en forma de pequeña nave, para contener el liza en las ceremonias.

PALIA
Lienzo para cubrir el cáliz

PATENA
Plato redondo donde se pone la Sagrada Hostia. Debe ser de metal precioso como el cáliz y también debe ser consagrado exclusiva y definitivamente para el uso en la Santa Misa.

PECTORAL
Cruz que llevan al pecho los obispos.

PURIFICADOR
Pequeño lienzo que utiliza el sacerdote en la Misa para purificar el cáliz.

HUMERAL
Paño que cubre los hombros del ministro cuando lleva el Santísimo Sacramento en procesión o cuando da la bendición con El.

VINAJERAS
Las vasijas para el vino y el agua que se usan en la Santa Misa. Generalmente son de cristal y se colocan en una bandeja pequeña. Es permitido que sean de otro material (bronce, plata, oro e incluso de cerámica bien sellada) siempre y cuando puedan dignamente contener los líquidos.
Usualmente tienen asas y tapones. Son de diferentes estilos y tamaños. Tradicionalmente, para evitar confusión al utilizarlas, las vinajeras se gravaban las iniciales "V" y "A", por el latín vinum y aqua. Las vinajeras junto con las hostias no consagradas pueden ser llevadas en procesión por dos fieles y presentadas al sacerdote durante el Ofertorio.

VIRIL
Pieza redonda, tradicionalmente de cristal transparente con borde de oro o dorado, en que se pone la Sagrada Hostia para sostenerla en la Custodia.

26.1.07

LA LITURGIA Y EL CULTO


“La verdadera formación litúrgica no puede consistir en el aprendizaje y ensayo de las actividades exteriores, sino en el acercamiento a la actio esencial, que constituye la liturgia, en el acercamiento al poder transformador de Dios que, a través del acontecimiento litúrgico, quiere transformarnos a nosotros mismos y al mundo. Claro que, en este sentido, la formación litúrgica actual de los sacerdotes y de los laicos tiene un déficit que causa tristeza. Queda mucho por hacer”.
BENEDICTO XVI.



Para la Iglesia, la liturgia es el culto oficial y público que se tributa a Dios, según definió Pío XII. La renovación litúrgica producida en los últimos años culminó en el Vaticano II, con la Constitución sobre la Sagrada Liturgia "Sacrosantum Concilium" (SC) promulgada por Pablo VI justo cuatrocientos años después de la clausura del Concilio de Trento (4 de diciembre de 1963) devolviéndose a la liturgia su sentido de celebración del misterio pascual. Para la Iglesia posterior al Vaticano II la liturgia es "el ejercicio del sacerdocio de Cristo" (SC 7). Se llaman litúrgicas aquellas celebraciones que la Iglesia considera como suyas y están contenidas en sus libros oficiales y se realizan por la comunidad y los ministros señalados para cada caso como la Eucaristía, los sacramentos en general, la Liturgia de las Horas y los sacramentales. Posteriormente a la SC han ido publicándose otros documentos que aclaran aspectos y la desarrollan, así como advierten de abusos y prácticas no aconsejables. Nos referimos a la la Revisión 2000 de la Institutio Generalis Missalis Romanis y a la Instrucción de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos titulada Redemptionis Sacramentum (RS).

En definitiva, la liturgia de la cual forma parte el culto no es más que la historia de los acontecimientos salvíficos y el ejercicio del sacerdocio de Cristo. En ningún caso debe considerarse la liturgia ni como la parte externa y sensible del culto divino ni como un conjunto de leyes y preceptos que reglamentan los ritos sagrados. El escaso aprecio que a veces se detecta en algunos sectores del clero y de los fieles por la Sagrada Liturgia entiendo que se debe a la falta de asimilación de lo que en realidad significa la acción litúrgica, queriendo, con excusas de tipo pastorales u otras más peregrinas referidas a la libertad y creatividad, escamotear a los fieles el derecho que tenemos a que se respeten sus signos y sus significados universales.

La liturgia, que emplea un lenguaje simbólico, se vale de fórmulas litúrgicas (lecturas bíblicas, salmos, letanías, cánticos, doxologías, himnos, colectas, etc), de materias litúrgicas (pan, vino, agua, sal aceite, ceniza, fuego, cera, ramos de flores, incienso) y de actitudes y gestos (postraciones, genuflexiones, imposición de manos, señal de la cruz, elevación de manos, etc). Así mismo existen libros litúrgicos, hoy compendiados en el Misal Romano, Leccionario, Libro de la Sede, Libro de Preces y otros.

Solamente son actos litúrgicos las celebraciones que expresan el misterio de Cristo y la naturaleza sacramental de la Iglesia; todo lo demás son actos de piedad.

Desde que en 1570 Pío V impuso la unificación de los libros litúrgicos, en todo Occidente sólo subsisten algunos casos muy contados de liturgias locales: la mozárabe de Toledo (también llamado rito hispano, propia de España) la ambrosiana de Milán y la lionesa de Lyón, habiéndose perdido lamentablemente la isidoriana de Sevilla, que contaba entre sus ritos la ceremonia de la "Seña", efectuada en los Oficios de Semana Santa al canto del VEXILLA REGIS, que consistía en ondear una enorme bandera negra con una cruz roja y que algunos autores consideran como el origen de las actuales banderas de "paso" que llevan las cofradías sevillanas. Tras el Vaticano II, la Iglesia quiere de nuevo "conservar y fomentar, con igual honor, otros ritos legítimos" (SC 4) rompiendo la hegemonía de siglos de la liturgia romana sobre las locales. Los ejemplos actuales más espectaculares de liturgias no-romanas nos llevan a pueblos africanos.

También, la liturgia integra dos facetas que se complementan: la anámesis (memorial de lo sucedido) y la mímesis (la imitación de lo acontecido). Nace así la ritualidad que imita lo que la palabra recuerda (caso de la procesión del Domingo de Ramos y de toda la religiosidad popular). En definitiva, en conocida frase, "aquello que la Palabra lleva al oído, la imagen lleva a la vista". De igual manera, lo que oramos es lo que creemos (la lex orandi es la expresión de la lex credendi), según un axioma ya clásico. El memorial que la liturgia realiza no es mero recuerdo de lo sucedido sino una presencia real que se repite.

Jesús Luengo Mena, Lector instituido.

LAS FIESTAS DEL SEÑOR III


Dos fiestas tienen relación con la Cruz de Cristo.

Una es la de la Invención de la Cruz, que se celebraba el tres de mayo, y que recuerda el hallazgo de la Santa Cruz por la madre del emperador Constantino, Santa Elena, en Jerusalén allá por el año 326. De dicha Cruz se llevó la mitad a Roma y dejó la otra mitad en Jerusalén. Esta fiesta fue suprimida por Juan XXIII en la reforma litúrgica, aunque algunas hermandades la siguen celebrando, por tradición. La palabra invención hay que tomarla aquí en su sentido etimológico más estricto (del latín inventare=encontrar).

La otra es la Exaltación de la Cruz, que celebramos el 14 de septiembre, y que nos recuerda el día en que el emperador Heraclio trasladó la Cruz a Jerusalén tras haberla recuperado del poder de los persas que la tenían en su poder, derrotando al rey Cosroes II en el año 630. Al suprimirse la fiesta de la Invención es actualmente la única fiesta dedicada a la veneración de la Cruz del Señor.

Para terminar con las fiestas del Señor citaremos una de origen claramente oriental, como es la de la Transfiguración del Señor. Fue el Papa valenciano Calixto III quien la extiende a toda la Iglesia en 1457 como acción de gracias por la victoria contra los turcos en Belgrado del año anterior, Se celebra cuarenta días antes de la fiesta de la Exaltación de la Cruz, el seis de agosto, día en que la noticia de la victoria llegó a Roma.

También debemos citar la fiesta de la Dedicación de la basílica de Letrán, el 9 de noviembre. Ésa es la basílica considerada “Madre y Cabeza de todas las iglesias de la ciudad y del mundo” tal como reza en su fachada. En ella se celebraron cinco Concilios ecuménicos y tiene su sentido en la sacramentalidad de la Iglesia.

Como fiesta propia de España celebramos la de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Tiene su origen en la Congregación de Oblatas de Cristo Sacerdote, que solicitan a Pío XII celebrarla como fiesta patronal y se extiende a toda España en 1973. Se celebra el jueves posterior al domingo pentecostal.

Fiestas suprimidas han sido la del Dulce Nombre de Jesús, hoy celebrada como memoria libre el 3 de enero y la de su Preciosísima Sangre, antes el uno de julio.

Jesús Luengo Mena, Lector instituido

LOS LIBROS DE LA BIBLIA

Libros del Antiguo Testamento (46 Libros)

PENTATEUCO (5)- Génesis - Exodo - Levítico - Números - Deuteronomio
HISTÓRICOS (16)
- Josué - Jueces - Ruth - I Samuel - II Samuel - I Reyes - II Reyes- I Paralipómenos o Crónicas- II Paralipómenos o Crónicas - Esdras- Nehemías - Tobías - Judit - Ester - I Macabeos - II Macabeos
POÉTICOS Y SAPIENCIALES (7)
- Job - Salmos - Proverbios - Eclesiastés - El Cantar de los Cantares - Sabiduría - Eclesiástico
PROFETAS MAYORES (6)
- Isaías - Jeremías - Lamentaciones de Jeremías - Baruc - Ezequiel - Daniel
PROFETAS MENORES (12)
- Oseas - Joel - Amós - Abdías - Jonás - Miqueas - Nahúm - Habacuc - Sofonías - Ageo - Zacarías- Malaquías

Libros del Nuevo Testamento ( 27 Libros )

LOS EVANGELIOS (4)
- Evangelio según San Mateo - Evangelio según San Marcos - Evangelio según San Lucas - Evangelio según San Juan

- Hechos de los Apóstoles

CARTAS DE SAN PABLO (13)
- A los Romanos - I a los Corintios - II a los Corintios - A los Gálatas - A los Efesios - A los Filipenses - A los Colosenses - I a los Tesalonicenses - II a los Tesalonicenses - I a Timoteo - II a Timoteo - A Tito - A Filemón
- Carta a los Hebreos
CARTAS CATÓLICAS
- Epístola de Santiago - Epístola I de San Pedro - Epístola II de San Pedro - Epístola I de San Juan - Epístola II de San Juan - Epístola III de San Juan - Epístola de San Judas
- Apocalipsis

25.1.07

LETANÍAS LAURETANAS A LA VIRGEN


Señor. Ten piedad
Cristo. Ten piedad
Señor. Ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros
Dios Hijo, Redentor del Mundo
Dios, Espíritu Santo
Santa Trinidad un solo Dios
Santa María. Ruega por nosotros
Santa Madre de Dios
Santa Virgen de las Vírgenes
Madre de Cristo
Madre de la Iglesia
Madre de la Divina Gracia
Madre Purísima
Madre Castísima
Madre y Virgen Madre sin mancha
Madre Inmaculada
Madre amable
Madre admirable
Madre del buen consejo
Madre del Creador
Madre del Salvador
Virgen prudentísima
Virgen venerada
Virgen laudable
Virgen poderosa
Virgen clemente
Virgen fiel
Espejo de justicia
Sede de sabiduría
Causa de nuestra alegría
Vaso espiritual
Vaso honorable
Vaso insigne de devoción
Rosa mística
Torre de David
Torre de Marfil
Casa de oro
Arca de la Alianza
Puerta del Cielo
Estrella de la mañana
Salud de los enfermos
Refugio de los pecadores
Consuelo de los Afligidos
Auxilio de los cristianos
Reina de los Ángeles
Reina de los Patriarcas
Reina de los Profetas
Reina de los Apóstoles
Reina de los Mártires
Reina de los Confesores
Reina de las Vírgenes
Reina de todos los santos
Reina concebida sin pecado original
Reina llevada al cielo
Reina del Sacratísimo Rosario
Reina de la paz
Se responde: Ruega por nosotros
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Perdónanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Escúchanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,Ten piedad de nosotros

Oración: Concede Señor y Dios nuestro, a tus siervos gozar de perpetua salud de alma y cuerpo; y por la gloriosa intercesión de la Bienaventurada siempre Virgen María, líbranos de las tristezas presentes y llévanos a gozar de las eternas alegrías, por nuestro Señor Jesucristo. Amen.

FIESTAS DE PRECEPTO EN ESPAÑA PARA 2007

Además de los domingos, las fiestas de precepto del año 2007 para España son las siguientes:

1 de enero (lunes)
Santa María, Madre de Dios.

6 de enero (sábado)
Epifanía del Señor

19 de marzo (lunes)
San José, Esposo de la Virgen

25 de julio (miércoles)
Santiago Apóstol, Patrono de España

15 de agosto (miércoles)
La Asunción de la Virgen María

1 de noviembre (jueves)
Todos los Santos

8 de diciembre (sábado)
La Inmaculada Concepción de la Virgen María

25 de diciembre (martes)
La Natividad del Señor

Además cada diócesis debe añadir las fiestas que acuerde el Obispo. Cuando en alguna comunidad autónoma por motivos de calendario laboral se presente alguna duda sobre si una determinada festividad conserva o no su tradicional carácter de fiesta de precepto, se debe acudir a la propia parroquia u Obispado para resolver la duda, pues es, en cada caso, el Ordinario del lugar quien decide sobre la dispensa o no del precepto, así como sobre el oportuno traslado de ciertas fiestas de santos patronos.
Fuente: Calendario Litúrgico-Pastoral 2007, pág. 6.
Edita Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia.

20.1.07

EL CANTO EN LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA


El canto tiene el deseo de hacer participar al pueblo en los actos litúrgicos.

La función de un coro en la celebración litúrgica, al igual que el resto de la música, tiene varias vertientes:

* Función ornamental y artística
* Función dinámica, ya que sirve para unir los corazones.
* Favorece la participación, como consecuencia de lo anterior.
* Tiene una dimensión evangelizadora y misionera.
* Función ministerial, ya que se encuentra al servicio de la acción litúrgica.

Las características que debe cumplir la música litúrgica o ritual como últimamente se la llama deben ser: santidad, bondad de formas y universalidad.

No obstante lo anteriormente dicho, el canto del coro debe tener un principio rector: que no excluya nunca el canto del pueblo, ya que los fieles no vamos a la Asamblea para oír conciertos que otros interpretan sino a participar. No se debe confiar al coro el canto de todo el “propio” y todo el “ordinario” de la Misa excluyendo al pueblo de la participación activa. Hay partes de la Misa que siempre deberían ser cantadas: me refiero a la antífona de respuesta al Salmo y el propio Salmo así como el Sanctus. Recitar el salmo equivale a recitar un villancico en vez de cantarlo. No obstante la falta de salmistas y en general de cantores adecuados hace de esta parte de la Liturgia una asignatura pendiente y sin visos de solución.

En la Misa el pueblo puede cantar: el canto de entrada, la respuesta al saludo inicial, el canto de aspersión cuando lo hay, los Kyries, el Gloria, el Amen conclusivo de la oración Colecta, el salmo responsorial, el Aleluya, el Credo, la respuesta a la Oración de los fieles, durante la presentación de las ofrendas, el diálogo del Prefacio, el Sanctus, las aclamaciones a la Plegaria eucarística con el Amen conclusivo, el Padrenuestro, su aclamación el Cordero de Dios, durante la comunión y en la bendición.

Lo anterior no impide que en ocasiones muy solemnes pueda y deba cantar una coral o capilla e incluso algún solista. También, el rector del templo y el equipo de liturgia o diputado de cultos deben estar coordinados con los cantores, para que no se produzcan interferencias mutuas.

Los principales documentos sobre la música litúrgica que el S. XX nos ha dejado son varios. Podemos citar:

* el motu propio Tra le Sollecitudini de san Pío X (22-11-1903)
* la encíclica Musicae Sacrae disciplina de Pío XII (25-12-1955)
* la Instrucción sobre la Música sagrada de la Sagrada Congregación de Ritos (3-9-1958)
* la Constitución Sacrosanctum Concilium del Vaticano II, la cual dedica su capítulo VI a la música.
* Como documento postconciliar destacaremos la instrucción Musicam Sacram (5-3-1967)

Para terminar podemos citar también las orientaciones que sobre música litúrgica nos da el Misal Romano (OGMR), el Orden de las Lecturas de la Misa (OLM), la Ordenación General de la Liturgia de las Horas (OGLH), el Ceremonial de los Obispos y la Instrucción sobre La Liturgia romana y la Inculturación (25-1-1994) así como el Cantoral Litúrgico Nacional, que recoge los principales cantos de la Misa para los diferentes tiempos litúrgicos y otros temas.
Jesús Luengo Mena, Lector instituido

ALGUNAS NORMAS QUE ESTÁN EN VIGOR AUNQUE SON POCO OBSERVADAS

Vamos en este artículo a recordar algunas normas que están en vigor pero cuyo cumplimiento parece haberse olvidado.

El ayuno eucarístico sigue en vigor. “Quien vaya a recibir la santísima Eucaristía ha de abstenerse de tomar cualquier alimento y bebida al menos una hora antes de la sagrada comunión, a excepción del agua y las medicinas” (CDC nº 919). Se exceptúa a los ancianos, a los enfermos y a quienes los cuidan así como al sacerdote que oficie dos o tres Eucaristías en el mismo día, debiendo guardar el ayuno sólo para la primera Eucaristía.
La abstinencia de carne o de otro alimento dispuesto por la Conferencia Episcopal se debe guardar todos los viernes de año, que tienen siempre carácter penitencial y no sólo los viernes de Cuaresma, como suele creerse. Ayuno y abstinencia serán solamente el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. La ley de la abstinencia obliga a los mayores de 14 años y la del ayuno a los mayores de edad hasta los 59 años. Las respectivas Conferencias Episcopales pueden determinar la manera en que se cumple el ayuno y la abstinencia, y sustituirlo en todo o en parte por obras de caridad y prácticas piadosas. (CDC nº 1251 y siguientes)
La asistencia a la misa dominical y en las fiesta de precepto es obligación de los fieles así como abstenerse de hacer trabajos que le impidan cumplir esa obligación o de disfrutar del merecido descanso, salvando lógicamente las obligaciones laborales ineludibles. De igual manera “todo fiel, después de la primera comunión, está obligado a comulgar por lo menos una vez al año." Este precepto debe cumplirse durante el tiempo pascual, a no ser que por causa justa se cumpla en otro tiempo dentro del año” (CDC nº 920).
Jesús Luengo Mena

18.1.07

EL DIACONADO PERMANENTE

Desde el Vaticano II los ministerios ordenados son de tres grados: diaconado, presbiterado y episcopado. Como ministerios instituidos quedan el lectorado y el acolitado, como sustitución de las antes llamadas "órdenes menores". La mayor novedad estriba en la creación del diaconado permanente y su apertura a los varones casados.
Para ser ordenado de diácono se requiere ser varón, mayor de 25 años si se es soltero o mayor de 35 años si se está casado y el consentimiento de la esposa en este caso. Si al ser ordenado se está soltero le afecta el celibato de por vida, si está casado y enviuda no puede volver a casarse.
Antes de ser ordenado de diácono (orden que ya pertenece al clero) hay que ejercer los ministerios de lector y acólito y recibir la formación adecuada que en cada diócesis se imparte, además de ser considerado idóneo y digno para recibirlo. Los documenos exigidos los relaciona el CDC nº 1050. Hoy día el diaconado no tiene necesariamente que conducir al orden presbiterial, aunque todos los presbíteros serán antes ordenados de diáconos.
En cada diócesis hay una delegación diocesana para los ministerios y el diaconado permanente, a cuyo cargo está un delegado. Dirigiéndose a los respectivos palacios arzobispales dan la información adecuada.
Diakonía significa servicio. El diácono es un colaborador del sacerdote y estará al lado del presbítero ayudándole en todo lo referente al misal y al cáliz. Le corresponde proclamar el Evangelio como cosa propia y la oración de los fieles, las moniciones dirigidas al pueblo y reparte la comunión. Si no hay otros ministros hace lo de los demás. También da la bendición con el Santísimo.
Su vestidura propia es la dalmática y llevan la estola cruzada del hombro izquierdo a la cintura.

13.1.07

LA RELIGIOSIDAD POPULAR: ALGUNAS MANIFESTACIONES.

La religiosidad popular es un tema muy manido y que no goza de excesivos entusiasmos últimamente. Bueno es reproducir unas líneas de Benedicto XVI sobre el tema escritas cuando era nada más (y nada menos) que cardenal Ratzinger: “La religiosidad popular es el humus sin el cual la liturgia no puede desarrollarse. Desgraciadamente muchas veces fue despreciada e incluso pisoteada por parte de algunos sectores del Movimiento Litúrgico y con ocasión de la reforma postconciliar. Y sin embargo, hay que amarla, es necesario purificarla y guiarla, acogiéndola siempre con respeto, ya que es la manera con la que la fe es acogida en el corazón del pueblo, aun cuando parezca extraña o sorprendente. Es la raigambre segura e interior de la fe”. Magníficas palabras para valorar ese fenómeno de la religiosidad popular uno de cuyos elementos más destacados son las hermandades y cofradías. El recientemente publicado “Directorio sobre la piedad popular y la liturgia” de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos nos ilustra sobradamente sobre las formas de culto y especialmente sobre las prácticas de la piedad popular. Las formas de culto de las hermandades y cofradías, en su vertiente devocional más generalizadas, se resumen en novenas, septenarios, quinarios y triduos, teniendo siempre como centro celebrativo la Eucaristía.

La novena es un ejercicio piadoso que dura nueve días, dedicado generalmente a la Virgen María y a otros santos y santas, así como a devociones particulares. Muchas de las novenas tiene indulgencias y la única novena que no era de devoción sino litúrgica fue la prescrita por León XIII en el año 1895 dedicada al Espíritu Santo para preparar la Pentecostés. Hay solamente dos Hermandades sevillanas que hoy en día celebran novenas a sus Cristos titulares: se trata de las Hermandades de Pasión y la de san Isidoro. En siglos pasados sin embargo era bastante frecuente el dedicar novenas a los Cristos.

El septenario es un ejercicio de siete días especialmente dedicado a la Virgen en sus advocaciones dolorosas, como recuerdo de los siete dolores que padeció la Virgen al contemplar los padecimientos de Cristo ante la Cruz, la Crucifixión, la Muerte en la Cruz, la Lanzada, el Descendimiento (Quinta Angustia), la Piedad y el Entierro.

Los quinarios parecen tener su origen en el recuerdo de las cinco llagas de Cristo (manos, pies y costado) y son específicos para el culto a Cristo, aunque no faltan Hermandades que dediquen quinarios a la Virgen, como la Soledad de san Lorenzo, o las Hermandades de la Estrella y el Cachorro, que hacen quinario conjunto al Cristo y a la Virgen.

El triduo se suele dedicar a la Virgen, sin ser exclusivo ya que, por ejemplo, la Hermandad del Valle dedica sendos triduos a sus imágenes titulares del Cristo de la Coronación y de Nuestro Padre Jesús con la Cruz al hombro. Tres son las personas de la Trinidad y tres los días que conforman el Triduo Pascual. Se dedican también Triduos al Santísimo.

Podemos citar además la costumbre piadosa, muy extendida, de la visita de los viernes a templos con imágenes muy devocionales, como ocurre en Sevilla con el Gran Poder o al Cautivo de San Ildefonso por parte de muchos sevillanos, que se incrementa considerablemente en los viernes de Cuaresma. Otros santos de devoción popular (Santa Rita, San Pancracio, Santa Marta, San Nicolás, etc) también tiene sus propias tradiciones.

El Vía Crucis cuaresmal y el Vía Lucis, su equivalente pascual, son otras formas de devoción muy queridos por las Hermandades, especialmente el ejercicio del Vía Crucis en el cual se recorren los momentos más sobresalientes de la Pasión y Muerte de Cristo a través de sus catorce estaciones. De igual forma, en la Cuaresma, están bastante extendidas las meditaciones sobre el Stabat Mater y sobre las Siete Palabras de Jesús en la Cruz, difundidas estas últimas en el S. XVII sobre todo gracias al tratado que sobre dicho tema escribió san Roberto Belarmino. EL sermón sobre las Siete Palabras es fuente importante de reflexión durante los días cuaresmales.

No podemos dejar de nombrar la señal de la cruz. Hacer la señal de la cruz es el gesto fundamental del cristiano. Santiguarse es aceptar a Cristo en nuestra vida, reconocernos discípulos suyos. Si además utilizamos el agua bendita para santiguarnos nos trae recuerdos del bautismo. En definitiva es una profesión de fe en el Dios trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Hacer la señal de la cruz equivale a ponernos bajo la protección del Señor, equivale a un escudo que nos protege de las tribulaciones diarias y nos anima a seguir adelante.
Jesús Luengo Mena, Lector instituido

LAS FIESTAS DEL SEÑOR II

Las fiestas del Señor admiten una triple clasificación: fiestas que celebran un misterio salvífico (Pascua, Ascensión, Pentecostés, Navidad y Epifanía); fiestas devocionales como la del Sagrado Corazón de Jesús y fiestas ideológicas tales como el Corpus o Cristo Rey. Vamos a ver las que se celebran dentro del Tiempo ordinario.

La fiesta de la Presentación del Señor (Candelaria) es actualmente una festividad cristífera y así la ha retomado últimamente la liturgia, aunque su componente mariano (Purificación de la Virgen a los cuarenta días del parto) ha tenido bastante peso y era considerada antes de la reforma litúrgica como fiesta mariana. Es también una de las más antiguas celebrándose en Jerusalén a fines del S. IV y en Occidente se celebra desde el S. VII introducida por el papa Sergio I. La Purificación ya se celebraba en el rito judío a los 40 días del parto, o sea, en la cuarentena. Ese día, para cumplir la Ley Mosaica, los varones primogénitos debían ser ofrecidos a Dios y presentados en el Templo. Jesús lo fue ante el anciano Simeón . La fecha cristiana es la del dos de febrero (40 días después de Navidad) y conjuntamente recordamos la Presentación del Señor y la Purificación de la Virgen (hay que entender esta purificación en lo referido a María como un trámite puramente "legal" para cumplir con la ley mosaica). Es la fiesta de la Candelaria, así llamada por la velas que se encienden ritualmente ese día para indicar que "Cristo es la luz de las naciones". En Jerusalén era la fiesta del Hypapante, del encuentro referido al encuentro del Señor con Simeón y Ana.

La Anunciación del Señor el 25 de marzo (nueve meses antes del parto, que será el 25 de diciembre) es hoy solemnidad del Señor habiendo sido antes fiesta de la Virgen, pero con una gran contenido mariano. La Iglesia ha celebrado este misterio en Adviento, fijándolo posteriormente, por razones cronológicas, nueve meses antes del Nacimiento y así se celebra ya desde fines del S. VII. Actualmente la solemnidad se llama Anunciación del Señor. El contenido de esta fiesta hace referencia al momento de la concepción divina de Jesús en el seno de María.
Siete días después de Pentecostés, o sea, el domingo posterior a Pentecostés se celebra la solemnidad de la Santísima Trinidad (extendida por Juan XXII en 1334 a toda la Cristiandad). Es una solemnidad de tipo ideológico que pretende llevarnos al umbral mismo del principal misterio de la teología.

Al jueves siguiente, hasta hace poco, la Iglesia celebraba la solemnidad del Corpus Christi, ahora pasada al domingo siguiente, fiesta de origen claramente medieval. No obstante, en algunas ciudades como Toledo o Sevilla continua saliendo la solemne procesión en jueves, debido al gran arraigo popular de la celebración, procesión a la que se suman representaciones de todas las hermandades de penitencia, gloria y sacramentales de la ciudad. Su nombre es el de Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. Hay dos hechos que influyeron en la creación de esta fiesta: las revelaciones de la beata Juliana de Lieja y el milagro eucarístico acaecido en Bolsena (que resumido consiste en la caída milagrosa de la Sagrada forma de gotas de sangre al dudar un sacerdote de la presencia real de Cristo en la Eucaristía al oficiar misa junto al lago de Bolsena) lo cual hizo aumentar mucho el fervor eucarístico que se produce a partir del S. XII. El papa Urbano IV mediante la Bula “Transiturus” el 11 de agosto de 1264 la extiende a toda la Iglesia centrándola en un culto popular.

El viernes posterior al domingo II después de Pentecostés celebramos la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, fiesta de origen devocional y popular desde el S. XVII, extendida a toda la iglesia en 1856 por Pío IX y dándole Pío XI la máxima categoría litúrgica en 1928. Los pilares de esta fiesta la ponen las monjas benedictinas santa Gertrudis y santa Matilde al propagar la devoción a las llagas de Cristo en la época medieval pero es santa Margarita María de Alacoque (muerta en 1690) la que da un impulso definitivo a esta devoción con sus visiones del Sagrado Corazón de Jesús. Su significado teológico tiene como telón de fondo la caridad y el amor de Cristo a los hombres simbolizados en su corazón.

También celebramos como solemnidad del Señor la de Cristo Rey, en el último domingo del tiempo ordinario y como conclusión del año litúrgico. Esta solemnidad la instituyó Pío XI en 1925 mediante la Encíclica “Quas primas” para afirmar en nuestra sociedad secularizada la soberanía de Cristo y tuvo sus detractores entre círculos liturgistas por considerarla superflua ya que a Cristo se le honra como rey del Universo a lo largo de todo el año litúrgico.
Jesús Luengo Mena, Lector instituido

5.1.07

TABLA DE PREEMINENCIA DE LOS DÍAS LITÚRGICOS

Dentro del calendario litúrgico existe un orden de precedencia, de importancia, que se dispone en el NUAL. Esta tabla es la siguiente:

1.- Triduo pascual de la Pasión y Resurrección del Señor.
2.- Natividad del Señor, Epifanía, Ascensión y Pentecostés.
Domingos de Adviento, Cuaresma y Pascua, Miércoles de Ceniza, Semana Santa (de lunes a jueves) y la Octava de Pascua.
3.- Solemnidades del Señor, de la Santísima Virgen María y de los Santos.
4.- Solemnidades propias tales como
Solemnidad del Patrono principal del lugar (sea pueblo o nación)
Solemnidad de la Dedicación y aniversario de la iglesia propia.
Solemnidad del Titulo de la iglesia propia.
Solemnidad bien del Título, Fundador o Patrono principal de una Orden o Congregación.
5.- Fiestas del Señor
6.- Domingos del tiempo de Navidad y del tiempo ordinario.
7.- Fiestas de la Virgen y de los Santos.
8.- Fiestas propias (Patronos, Dedicación de la catedral, Fundadores, etc)
9.- Ferias de Adviento que van del 17 al 24 de diciembre, ferias de Cuaresma y octava de Navidad.
10.- Memorias obligatorias
11.- Memorias obligatorias propias (Patronos secundarios de un lugar, otras Memorias inscritas en cada Diócesis, Orden o Congregación)
12.- Memorias libres
13.- Resto de los días feriales (Adviento hasta el 16 de diciembre, Navidad desde el 2 de enero al sábado posterior a Epifanía, ferias del tiempo pascual fuera de la octava y todas las ferias del tiempo ordinario).

DOCUMENTOS SOBRE LITURGIA

CANTORAL LITÚRGICO NACIONAL. Barcelona 1994.

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA. Madrid, 1992.

CODIGO DE DERECHO CANÓNICO. Madrid, 1986.

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EL CALENDARIO. Cuadernos Phase nº 80. Centro de Pastoral Litúrgica. Barcelona 1997.

INSTRUCCIONES PARA APLICAR LA SACROSANCTUM CONCILIUM. Cuadernos Phase nº 120. Centro de Pastoral Litúrgica. Barcelona, 2001.


NORMAS UNIVERSALES SOBRE EL AÑO LITÚRGICO Y SOBRE EL CALENDARIO (NUALC) promulgadas por la Sagrada Congregación de Ritos (21/3/1969)

ORDENACIÓN GENERAL DEL MISAL ROMANO. 3ª Edición. Comentario de J. Aldazábal. Dossier CPL nº 106.Centro de Pastoral Litúrgica. Barcelona, 2005.

REDEMTIONIS SACRAMENTUM. Instrucción de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Cuadernos Phase nº 143

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