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15.5.10

LA MATERIA DEL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA II

Comenzamos este artículo contestando a las preguntas que nos hacíamos en el anterior, que ahora recordamos. Eran estas:
¿Qué ocurre si el sacerdote no puede probar el vino, bien porque su salud corra peligro o porque esté en proceso de recuperación de alcoholismo, por ejemplo? De igual manera ¿Qué ocurre si el sacerdote o un fiel es celíaco –intolerante al gluten–, o sea, no puede consumir sin grave riesgo para su salud, las hostias? Y tercera ¿Es lícito comulgar con pan (no con hostias) fabricado por los propios fieles, que lo aportan al Sacrificio Eucarístico, tal como algunas comunidades parece que hacen?
En primer lugar, a los sacerdotes que no pueden consumir vino se les permite recibir la comunión mojando la hostia en el vino, siendo un asistente quien consuma el vino consagrado. También pueden recibir un indulto para usar jugo de uva (mosto) en vez de vino cuando presiden o para recibir sólo la hostia cuando concelebran. Para este indulto el superior del sacerdote debe enviar su petición a la Santa Sede. La petición debe estar acompañada por el testimonio de un doctor que verifique que aun la mínima cantidad de alcohol ingerida en la hostia mojada en el vino pondría en peligro la salud o recuperación del sacerdote.
De igual manera hay fórmulas para los enfermos celíacos (alérgicos al gluten) que no puedan, sin grave riesgo para su salud, consumir las hostias. Si es sacerdote puede comulgar sólo con el Vino y si es laico puede arbitrarse alguna fórmula, con previo conocimiento del sacerdote (comulgar con el Vino mediante una cucharilla de metal noble o directamente del cáliz o de otro cáliz exprofeso). También se pueden elaborar hostias especiales, con el mínimo de gluten, sin que dejen de ser de trigo. En cualquier caso el sacerdote debe tener en cuenta la problemática del feligrés.
La Congregación para la Doctrina de la Fe, el 19 de junio de 1995 dio la normativa a tener en cuenta en estos supuestos.
Respecto al permiso de usar pan con poca cantidad de gluten la licencia puede ser concedida por el Ordinario a los sacerdotes y laicos afectados de celiaca, previa presentación del correspondiente certificado médico.
Las condiciones para la validez de la materia son:
Las hostias especiales «quibus glutinum ablatum est», o sea, sin gluten, son materia inválida para el Sacramento. En cambio son materia válida si en ellas permanece la cantidad de gluten suficiente para obtener la panificación, si no se han añadido materias extrañas y si el procedimiento usado para su confección no desnaturaliza la sustancia del pan.
Respecto al permiso de usar mosto la solución preferible sigue siendo la comunión por intinción (mojando la hostia en el vino), o bien, en la concelebración, la comunión bajo la sola especie del pan. La licencia para el uso del mosto puede ser concedida por el Ordinario a los sacerdotes afectados de alcoholismo o de otra enfermedad que les impida tomar alcohol incluso en mínima cantidad, previa presentación del correspondiente certificado médico.
Por mosto se entiende el zumo de uva fresco o conservado, suspendiendo la fermentación mediante congelamiento u otro método que no altere su naturaleza. A quienes gocen de licencia para el uso del mosto les está impedido en principio presidir la Santa Misa concelebrada, salvo que sea Obispo o Superior General, o bien, con el permiso del Ordinario, en el aniversario de la propia ordenación sacerdotal y en otras ocasiones similares. En estos casos el que preside la Eucaristía hará la comunión bajo la especie del mosto, mientras para los concelebrantes se preparará un cáliz con vino normal. Los aspirantes al sacerdocio afectados de celiaca, alcoholismo o enfermedades análogas, dada la centralidad de la celebración eucarística en la vida sacerdotal, no pueden ser admitidos a las órdenes sagradas.
Y para finalizar, respondiendo a la tercera interrogante que planteábamos, podemos afirmar que sí es lícito que los propios fieles preparen el pan eucarístico, eso sí, cumpliendo estrictamente la normativa al respecto, ya que lo esencial no es quién lo prepare sino la materia de que está hecho. No obstante esta práctica, no habitual pero seguida por algunas comunidades como el camino neocatecumenal, debe ser encargada a personas expertas en su elaboración y que dispongan de los medios oportunos además de exigir una solvencia moral a la persona que lo fabrica. Se entiende pues que cualquiera no debe hacerlo.
Por último no es imprescindible que el pan eucarístico sea en forma de hostia: se puede comulgar recibiendo (no cogiendo ni tomando una parte) del sacerdote un trozo del pan consagrado. No obstante, todos los documentos que se refieren a este tema tienden a identificar pan eucarístico con hostia asimilándolas prácticamente a palabras sinónimas (números 48 y 49 de la Instrucción Redemptionis Sacramentum).


8.5.10

LA MATERIA DEL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA I

La Iglesia enseña que "la materia para la confección de la Eucaristía es el pan de trigo y vino de la vid". Esta es una verdad de fe, que fue definida en el Concilio de Trento. El CDC ( 924 & 2-3) lo dice claramente. Así pues el pan que se emplea en el Santo Sacrificio de la Eucaristía debe ser ázimo (o sea, no fermentado), de sólo trigo y hecho recientemente, para que no haya ningún peligro de que se corrompa. Por consiguiente, no puede constituir materia válida, para la realización del Sacrificio y del Sacramento eucarístico, el pan elaborado con otras sustancias, aunque sean cereales, ni aquel que lleva mezcla de una sustancia diversa del trigo, en tal cantidad que, según la valoración común, no se puede llamar pan de trigo. Es un abuso grave introducir, en la fabricación del pan para la Eucaristía, otras sustancias como frutas, azúcar o miel. Es claro que las hostias deben ser preparadas por personas que no sólo se distingan por su honestidad, sino que además sean expertas en la elaboración y dispongan de los instrumentos adecuados.
De igual manera, el vino del Sacramento debe ser de uva. No es preciso que sea del que popularmente llamamos “vino de Misa”. El vino que se utiliza en la celebración del Santo Sacrificio Eucarístico debe ser natural, del fruto de la vid, puro y sin corromper, sin mezcla de sustancias extrañas. En la misma celebración de la Misa se le debe mezclar un poco de agua. El añadir agua al vino era práctica habitual entre los judíos y con seguridad así lo hizo Jesucristo, sin contar también con una carga simbólica de unión entre Cristo (sangre) y el hombre (agua).
Debe cuidarse de que el vino destinado a la Eucaristía se conserve en perfecto estado y no se avinagre. Está totalmente prohibido utilizar un vino del que se tiene duda en cuanto a su carácter genuino o a su procedencia, pues la Iglesia exige certeza sobre las condiciones necesarias para la validez de los sacramentos. No se debe admitir bajo ningún pretexto otras bebidas de cualquier género, que no constituyen una materia válida.
Y ¿por qué se usan estos elementos? Pues porque tenemos la seguridad de que Jesús utilizó estos dos elementos en la Última Cena (Cfr. Mt 26,26-28; c 14,22-25; Lc 22,19-20; 1Cor 11,23-26).
Queda absolutamente prohibido consagrar el pan o el vino solo sin el otro elemento o consagrarlos fuera de la celebración Eucarística. Si el sacerdote al comulgar descubre que el cáliz tenía solo agua, debe poner el agua en otro recipiente, poner vino y agua en el cáliz y consagrarlo diciendo solo la parte de la consagración del cáliz.
Así pues, para que el Sacramento de la Eucaristía sea válido es necesario que:
* El pan sea substancialmente de trigo (amasado con harina de trigo y agua natural, y cocido al fuego). Si tiene algún elemento añadido no puede ser tal que el pan no sea considerado como de trigo según el estimado común.
De modo que sería materia inválida el pan de cebada, de arroz, de maíz, etc., o el amasado con aceite, leche, etc. Si el pan se ha corrompido de tal manera que su naturaleza esta substancialmente alterada y no se puede considerar pan, constituye materia inválida.
* El vino debe ser natural, puro de uva y no corrompido. Debe ser vino y no jugo. Vino que no es de uva o que fue hecho químicamente o al que se le añadió una cantidad igual o mayor de agua, es materia inválida. El vino se considera alterado o corrompido cuando ha perdido las cualidades por las que comúnmente se reconoce como vino. Si es tan amargo que se reconoce como vinagre en la estima general de las personas, es materia inválida. No se debe admitir bajo ningún pretexto otras bebidas de cualquier género
Si el sacramento es invalido, no hay Eucaristía. Es decir, no está realmente Cristo presente. ¿Qué hacer si somos testigos de un abuso contra la Eucaristía? Afortunadamente no se conocen casos en nuestra diócesis pero no está de más saber cómo actuar.
En primer lugar informar al sacerdote. Si no hace caso, informe al obispo que actuará en consecuencia. Si se continúa confeccionando la Eucaristía con materiales que la hacen inválida, habría que ir a misa a otra iglesia católica.
Generalmente, en la Misa sólo el sacerdote comulga –obligatoriamente además– bajo las dos especies, aunque en cada una de las dos especies, tanto en el Pan como en el Vino, se encuentra plena y completamente el Cuerpo divino (transubstanciación). Al repartir la comunión a los fieles conviene, en razón del signo, que algunas partes del pan eucarístico que resultan de la fracción del pan (o sea, de la hostia grande que el sacerdote comulga) se distribuyan al menos a algunos fieles, en la Comunión. No obstante, de ningún modo se excluyen las hostias pequeñas, cuando lo requiere el número de los que van a recibir la sagrada Comunión, u otras razones pastorales lo exijan; más bien, según la costumbre, deben usarse sobre todo formas pequeñas, que no necesitan ser fraccionadas.
Terminamos este artículo con tres interesantes preguntas: ¿Qué ocurre si el sacerdote no puede probar el vino, bien porque su salud corra peligro o porque esté en proceso de recuperación de alcoholismo, por ejemplo? De igual manera ¿Qué ocurre si el sacerdote o un fiel es celíaco –intolerante al gluten–, o sea, no puede consumir sin grave riesgo para su salud, las hostias? Y tercera ¿Es lícito comulgar con pan (no con hostias) fabricado por los propios fieles, que lo aportan al Sacrificio Eucarístico, tal como algunas comunidades parece que hacen?
En un próximo artículo daremos respuesta a estas cuestiones.

3.5.10

ICONOGRAFÍA DE LOS APÓSTOLES II

Continuamos en este artículo con la iconografía de los apóstoles restantes que dejamos en el anterior artrículo.
A San Felipe se le suele representar con un libro en una mano y un crucifijo en la otra o bien con una cruz, ya que fue crucificado amarrado a una cruz con cuerdas. También se le suele representar llevando una cruz en forma de "T", instrumento con el que, según la leyenda, obró durante su vida muchos milagros. Su fiesta: tres de mayo, junto a Santiago el Menor.

De San Bartolomé también llamado Natanael dice la tradición que fue despellejado vivo y luego decapitado. Se le representa con un cuchillo utilizado en su martirio, que consistió en arrancarle la piel con vida y posteriormente fue decapitado por orden del rey Astyages. Según la tradición este martirio ocurrió en Abanopolis, ciudad situada en la costa occidental del Mar Caspio. Su símbolo apostólico es tres cuchillos paralelos. La devoción a san Bartolomé está muy extendida en la provincia de Sevilla, especialmente en la zona de los Alcores, siendo patrono de Mairena del Alcor, Aguadulce o Real de la Jara, además de la localidad aljarafeña de Umbrete. También a veces lleva un diablo encadenado por un episodio apócrifo según el cual el santo se presentó ante un templo en cuyo interior, dentro de una escultura, vivía el demonio Astaroth, que según se suponía curaba a los enfermos. El apóstol demostró su ineficacia y expulsó de dicho lugar al diablo consagrando el templo a Cristo. Celebramos su fiesta el veinticuatro de agosto.

San Mateo, evangelista, ya fue tratado en el anterior artículo. El veintiuno de septiembre es su fiesta.

Santo Tomás es representado con una escuadra de arquitecto. Según los "Hechos de Tomás", escrito apócrifo del siglo III, el apóstol habría sido arquitecto. Invitado por un rey de la India (Gundoforo, Gondoforo o Gundafar) a levantarle un palacio, el apóstol recibe el dinero para la construcción y lo reparte entre los necesitados. Cuando el rey quiere ver el palacio, Tomás le anuncia que, al dar el dinero a los pobres, le edificó al monarca un palacio en el cielo. El rey, irritado, lo arroja en prisión, pero más tarde lo perdona. A raíz de este episodio legendario, Tomás es representado frecuentemente con una escuadra de arquitecto. Gracias a investigaciones recientes, se han hallado monedas de mediados del siglo I con el nombre del rey Gundafar, lo que da algún sustento histórico a esta tradición.
Otra leyenda piadosa afirma que como se negaba a creer en la asunción de María, hace abrir su tumba y la encuentra llena de flores. Entonces la Virgen, desde el cielo, desanuda su cinturón y lo deja caer en manos de Tomás, quien nuevamente cree "por haber visto". Por este motivo, Tomás es representado a veces con el "sagrado cinto" entre sus manos. Su fiesta: tres de julio.

Santiago el Menor es llamado "hermano" del Señor, es decir, primo o pariente cercano. Por eso se le representa con rasgos parecidos a los de Cristo (según algunos autores, se le parecía tanto que ese fue el motivo de que Judas tuviera que darle un beso al verdadero Jesús para que los romanos apresaran a la persona correcta). Otra tradición se refiere a su muerte. Cuando estaba predicando el Evangelio cerca del Templo de Jerusalén, es arrojado desde el pináculo del Templo por orden del Sumo Sacerdote. Santiago sobrevive, pero es lapidado y rematado por un batanero, que le aplasta el cráneo de un mazazo. Este episodio le vale su principal atributo, que es una maza de batanero. También se le suele representa junto a Felipe, cuya fiesta comparte.

De San Simón apodado el Zelote (por pertenecer a esa secta) o el Cananeo (por provenir de Caná), la tradición cuenta que en su martirio fue cortado con una sierra de leñador por los adoradores del sol en Persia. El atributo de la sierra es el más clásico desde el siglo XV. Por ello, lo invocan como patrono los aserradores; también lo hacen los tintoreros, porque según una leyenda él mismo era tintorero. Su fiesta se celebra el veintiocho de octubre, junto a San Judas.

San Judas Tadeo es un apóstol que despierta mucha devoción popular, ya que se le atribuye la ayuda en trances desesperados e imperiosos. En la catedral de Sevilla cada veintiocho de mes se celebra Misa en su honor. También una imagen del apóstol, como abogado de los casos difíciles, se encuentra en el atrio de San Antonio Abad (Hermandad del Silencio) habiéndose convertido en una de las devociones populares más extendidas en Sevilla. Se le representa a veces con una imagen de Cristo en el pecho, a causa de su parentesco con el Señor, de quien –según la leyenda– era muy parecido. Otro atributo más clásico es la maza, supuesto instrumento de su martirio (hasta el siglo XIV se lo representaba con espada, alabarda y hacha). Se le considera hermano de Santiago el Menor y de Simón, por lo que de ser cierto este parentesco serían primos hermanos de Jesús, ya que sus padres serían Alfeo (asimilado a Cleofás) y María la de Cleofás (hermana de la Virgen). Puede que Judas fuera el esposo de la bodas de Caná, lo que justificaría la presencia de Jesús y María en la boda. Celebramos su fiesta el veintiocho de octubre. Como curiosidad añadimos que aunque es un santo muy popular, pocos padres ponen ese nombre a sus hijos (seguramente por recuerdo del otro Judas Iscariote)

San Matías fue elegido por los Once, encabezados por Pedro, para desempeñar el ministerio del apostolado en el lugar dejado por Judas. Apenas sabemos nada a ciencia cierta de su vida. La literatura apócrifa abunda en detalles acerca de su martirio: fue hecho prisionero por antropófagos, cegado, curado y liberado por Andrés, y finalmente decapitado. Esas leyendas le han valido diversos atributos: espada, alabarda, piedras, cruz, hacha. Esta última ha prevalecido en general. El catorce de mayo es su fiesta.
El color litúrgico en las fiestas de los santos mártires, apóstoles y evangelistas es el rojo, excepto en San Juan Evangelista (blanco) porque no murió mártir.