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16.10.21

EL SINODO DE LA SINODALIDAD (y II)

Como continuación de la anterior entrada analizamos ahora las distintas fases del Sínodo. El itinerario previsto se articula en tres fases. La primera comienza con una fase diocesana, que va desde el 17 de octubre 2021 hasta abril de 2022. En esos meses se trabajará el Documento Preparatorio. La consulta diocesana terminará con una reunión presinodal, que será el momento culminante del discernimiento diocesano. Las conclusiones se elevarán a la Conferencia Episcopal, la cual recopilará todas las aportaciones y redactará un solo informe que mandará a Roma. Cada obispo habrá nombrado, antes de octubre de 2021, un responsable o equipo diocesano para realizar la consulta sinodal, a través de órganos de participación que garanticen una consulta real y eficaz. 

Cuando la Conferencia Episcopal reciba las contribuciones de las diócesis, los obispos se reunirán en asamblea para conocerlas y se redactará una síntesis, que deberá enviarse a Roma antes de abril de 2022.

Posteriormente habrá una fase continental del Sínodo. Esta segunda fase, que se celebrará entre septiembre de 2022 y marzo de 2023, tiene como objetivo que la Iglesia, a nivel continental o regional, dialogue sobre las aportaciones realizadas por las Iglesias particulares. En total se celebrarán siete asambleas continentales: África, Oceanía, Asia, Oriente Medio, Europa, América Latina y América del Norte. En ellas participarán obispos y otros miembros del Pueblo de Dios, para llevar a cabo un discernimiento presinodal. Cada asamblea redactará un documento final que deben enviar a Roma en marzo de 2023. Al mismo tiempo, se estarán celebrando asambleas internacionales de especialistas, que también enviarán sus contribuciones a Roma. Con todo este material, la Secretaría General Permanente del Sínodo redacta el Instrumentum laboris, que publicará antes de junio de 2023.

Y en 2023, en el mes de octubre, se reunirán en el Vaticano los obispos y reflexionarán sobre las aportaciones y las conclusiones que han elaborado las diferentes Conferencias Episcopales y otros organismos. Una tarea ingente a la que estamos llamados a poner nuestro granito de arena.

Y ¿cómo podemos los laicos contribuir? Todos vamos a poder participar desde los distintos grupos eclesiales a los que pertenezcamos: parroquias, hermandades, movimientos juveniles o de familia, etc. En su momento recibiremos materiales de reflexión y cuestionarios. Desde estas líneas animamos a la participación, cada uno desde su ámbito y responsabilidad, ya que si el objetivo es la participación y no lo hacemos el Sínodo se quedará en papel mojado.

Para conocer todo lo relativo al Sínodo, sus avances y programación se puede consultar la web https://www.synod.va/es.html.

 

15.10.21

EL SINODO DE LA SINODALIDAD I

El domingo 17 de octubre todas las diócesis del mundo están llamadas a significar la puesta en marcha del Sínodo mediante una celebración en la que, como comunidad, invocaremos al Espíritu Santo para que nos siga acompañando y marcando el camino a seguir. 

Previamente, el domingo 10 de octubre el papa Francisco lo ha iniciado con una solemne Eucaristía en el Vaticano. 

En Sevilla será a las 19h con una Eucaristía en la catedral. De esta forma el arzobispo convoca a toda la Archidiócesis a participar de este proceso de crecimiento en la fe, sintiéndose comunidad orante, de modo que, como recomendaba San Pablo, no extingamos la acción del Espíritu, examinándolo todo y quedándonos con lo bueno.

El lema del Sínodo es: Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión.

Pero ¿qué es un Sínodo?  Algunas personas pueden pensar que es como un Concilio, pero más reducido. Y no les falta razón. Y ¿qué es la sinodalidad? término nuevo que leeremos y oiremos muchas veces a partir de ahora.

El Sínodo de los Obispos es una institución permanente, creada por Pablo VI en 1965, como respuesta a los deseos de los padres conciliares del Vaticano II para mantener vivo ese espíritu de colegialidad que había nacido de la experiencia conciliar. El Sínodo puede ser definido, en términos generales, como una asamblea de obispos que tiene como tarea ayudar al Papa en el gobierno de la Iglesia universal dándole su consejo. Sus deliberaciones y conclusiones no son ejecutivas sino solo consultivas.

La novedad de este Sínodo consiste en que, previamente a la reunión de todos los obispos, que será en 2023 y, siguiendo la intención del papa Francisco, la Iglesia entera participará en la búsqueda de la sinodalidad, para propiciar que, de manera real y efectiva, todos los bautizados, comenzando por el Papa, los obispos, los sacerdotes, consagrados y laicos caminemos juntos en comunión y fraternidad. Así pues, hay un camino a recorrer en dos años hasta la culminación del Sínodo en el Vaticano. Esa asamblea será la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Así que podemos afirmar que el Sínodo de 2023 en realidad comienza este mes de octubre, en el que no participan solo los obispos, sino todo el Pueblo de Dios. La finalidad del Sínodo de 2023 es escuchar a toda la Iglesia y encontrar métodos que faciliten el llevar este concepto de sinodalidad a la práctica. En definitiva, la participación de todo el Pueblo de Dios.

La sinodalidad era la forma y el estilo de la Iglesia primitiva y consiste en caminar juntos, no solo la jerarquía. Sinodalidad es un término nuevo que expresa la identidad de la Iglesia como Pueblo de Dios en camino, en peregrinación hacia el Reino; subraya la dignidad común de todos los cristianos y afirma su corresponsabilidad en la misión evangelizadora.