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16.6.13

SOBRE EL USO DE LA GENUFLEXIÓN

Vamos, en este artículo, a comentar cuando está indicado hacer genuflexión,  tanto dentro como fuera de la misa.
La genuflexión es un típico gesto del rito latino; en otras li­turgias, sobre todo orientales y de varias familias religiosas, se considera una inclinación profunda del cuerpo como máxima reverencia. De hecho, hasta el siglo XVI, el gesto de la genuflexión era desconocido para la Liturgia; en su lugar se hacía una inclinación más o menos profunda. En la Liturgia griega, este gesto se desconoce.
Para nosotros, la genuflexión es el máximo signo de reverencia y adoración que prevé la Liturgia, por lo cual queda reservada al Santísimo Sacramento y a la Cruz, desde los Oficios del Viernes Santo hasta la Vigila Pascual. La OGMR de 2002, dice claramente:
La genuflexión, que se hace doblando la rodilla derecha hasta la tierra, significa adoración; y por eso se reserva para el Santísimo Sacramento, así como para la santa Cruz desde la solemne adoración en la acción litúrgica del Viernes Santo en la Pasión del Señor hasta el inicio de la Vigilia Pascual.
En la Misa el sacerdote que celebra hace tres genuflexiones, esto es: después de la elevación de la hostia, después de la elevación del cáliz y antes de la comunión. Las peculiaridades que deben observarse en la Misa concelebrada, se señalan en sus lugares (cfr. núms. 210-251).
Pero si el tabernáculo con el Santísimo Sacramento está en el presbiterio, el sacerdote, el diácono y los otros ministros hacen genuflexión cuando llegan al altar y cuando se retiran de él, pero no durante la celebración misma de la Misa.
De lo contrario, todos los que pasan delante del Santísimo Sacramento hacen genuflexión, a no ser que avancen procesionalmente.
Los ministros que llevan la cruz procesional o los cirios, en vez de la genuflexión, hacen inclinación de cabeza[1].
Así pues, se explica que la genuflexión se hace con la rodilla derecha. De inclinación de cabeza simultánea no dice nada. Está reservada al Santísimo Sacramento y a la Cruz, en los momentos prescritos.
Durante la misa, el sacerdote debe hacer tres genuflexiones, que se indican con claridad. Dependiendo de si en el del presbiterio está o no el sagrario también se actúa diferente. Si el sagrario está en el presbiterio, la genuflexión al sagrario se hace al principio y al final, "pero no durante la celebración de la Misa". Antes, en la segunda edición típica (1975) se decía que había que hacerla cada vez que los ministros pasaban delante del sagrario.
Por lo tanto, en el caso de que el sagrario esté en el presbiterio y para concretar,   ahí van varias preguntas y respuestas:
1. ¿Deben hacer genuflexión los lectores al ir y volver del ambón? Está claro que no.
2. ¿Si para proclamar el evan­gelio el ministro ordenado tiene que pasar por delante del sagrario, hace genuflexión? No.
3. ¿Se hace genu­flexión cuando se retira el pan consagrado para reservarlo, des­pués de la comunión? No.
4. ¿Se hace genuflexión al abrir o cerrar el sagrario, si hemos tenido necesi­dad de abrirlo para la comunión?  Pues tampoco.
Ahora bien, otro caso diferente es cuando el sagrario no está en el presbiterio, que es lo más usual. Entonces, todos los que pasen delante del sagrario hacen genuflexión, salvo que lo hagan procesionalmente. Lo mismo debe hacer el ministro que acude a la reserva (acólito o ministro ordenado), tanto al abrir como al cerrar el sagrario.
En cualquier caso, queda claro que la genuflexión no debe hacerse nunca a las imágenes de cualquier clase, ni a otros objetos expuestos al culto, tales como reliquias o similares.
La genuflexión doble (con las dos rodillas en el suelo e inclinación), que muchas personas siguen haciendo ante el Santísimo Sacramento solemnemente expuesto en la custodia, está suprimida de la Liturgia.




[1] OGMR 2002, nº 274.