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16.1.12

EL LECCIONARIO DEL CICLO DOMINICAL

Este nuevo año litúrgico (2012), recién comenzado, es ciclo B. Seguramente, algunos lectores interesados por el tema de la Liturgia, pueden preguntarse qué significa eso de ciclo A, B o C y qué significado tiene dicha clasificación. En este artículo vamos a analizar el Leccionario en su ciclo dominical, su ritmo y contenido.
El Leccionario, que comprende VIII tomos, es el libro litúrgico que contiene las lecturas de la misa en sus distintos tiempos litúrgicos, así como para misas rituales y para fiestas de los santos, dicho resumidamente. También existe un Leccionario para misas marianas y otro para niños. En definitiva, es el libro –en varios tomos– que proporciona todas las lecturas para la celebración eucarística.
El Leccionario ha sido, sin duda, uno de los mejores frutos de la reforma litúrgica que impulsó el concilio Vaticano II, con unos criterios que ahora no vamos a analizar, centrándonos solo en los domingos. El domingo, día primordial del cristiano y pascua semanal, tiene un ritmo de lecturas diferentes a los demás días de la semana –ferias–. Como todos saben, ese día se hacen tres lecturas, más el salmo. Tradicionalmente, las lecturas se nombran como profeta, apóstol y evangelista.
Para los domingos y fiestas del Señor hay establecido un ciclo de lecturas de TRES AÑOS, conocido por las letras A, B y C. Se ha procurado que la primera lectura tenga siempre relación con los Evangelios, que son también los sinópticos. En el año A se lee el evangelio de Mateo, el año B se lee a Marcos y el año C a Lucas, ya que el evangelio de san Juan se deja para parte de la Cuaresma y Pascua –en los tres años– y para completar al de san Marcos en el año B.
Para averiguar que ciclo toca cada año se divide el año en curso por el número tres: si la división da de resto cero –división exacta– corresponderá a año C. A partir de ahí se deduce que, cuando el resto de la división sea uno, será año A, y si el resto es dos, será año B. Así pues, resumiendo, la misa dominical comprende tres lecturas, que son obligatorias: la primera, del AT, excepto en tiempo pascual, que se toma los Hechos de los Apóstoles; la segunda, del apóstol, o sea, de las cartas apostólicas y del Apocalipsis, y la tercera, del evangelio.
Recordamos que las lecturas no pueden ni suprimirse ni sustituirse arbitrariamente por otras, aunque el sacerdote las considere más adecuadas. Cometería un abuso litúrgico grave.