En este artículo
voy a relacionar algunos conceptos y términos que, en general se emplean o bien incorrecta o bien imprecisamente.
Y comenzamos por la
palabra religión. A veces se oye
decir o se lee algo sobre la religión católica. Incorrecto. El catolicismo no
es una religión, es una fe, un credo concreto dentro del cristianismo, que es
una religión más amplia que el catolicismo. Cristianos son los protestantes,
los anglicanos, los ortodoxos, los evangélicos, los presbiterianos, los anabaptistas,
los metodistas y un largo etcétera. Todos los católicos somos cristianos, pero
no todos los cristianos son católicos.
Las tres grandes
religiones monoteistas del mundo son el cristianismo, el islamismo y el
judaísmo. Y dentro de cada religión hay variantes o credos concretos, como los
sunnitas, los chiitas (a su vez con cuatro escuelas diferentes), los malikies y
varias más dentro del Islam o los judíos ortodoxos y los liberales.
Resumiendo, yo soy
de religión cristiana y de credo católico.
Otro concepto que a
veces se usa como sinónimo es el de templo
e iglesia. Templo es cualquier edificio dedicado al culto religioso en
general. Así, hay templos hindúes, budistas, mezquitas, sinagogas, templos
griegos o romanos en la antigüedad, egipcios, etc. Los cristianos llamamos
iglesias a nuestros templos, por lo cual lo más adecuado para referirnos a
nuestros lugares de culto es denominarlos como iglesias (de ecclesia=asamblea).
También, Iglesia se refiere al conjunto de creyentes de la misma fe.
Así pues, hablar
del templo del Salvador no es incorrecto, pero es más preciso decir iglesia del
Salvador. Todas las iglesias son templos, pero no todos los templos son
iglesias.
Y qué decir de la
palabra parroquia. Todas las
iglesias no son parroquias, sólo lo son aquellas canónicamente erigidas
expresamente como tales por el obispo diocesano con un párroco al frente.
Además de parroquias existen basílicas, capillas, oratorios, catedrales, santuarios,
ermitas, colegiatas, iglesias conventuales. Se oye decir que «la cofradías de
Jesús Despojado está entrando en su parroquia» o que «el Baratillo sale de su
parroquia». Ambos ejemplos son incorrectos ya que esas hermandades, como otras
muchas, disponen de capilla propia independiente y no residen en parroquias,
aunque, lógicamente, pertenecen a alguna. De nuevo, todas las parroquias son
iglesias pero no todas las iglesias son parroquias.
Puesto que hemos
nombrado al párroco también es
oportuno recordar que todos los sacerdotes no son párrocos. Sólo lo son
aquellos presbíteros a los que el obispo les encomienda la cura de almas de una
determinada parroquia. Y su ayudante recibe actualmente el nombre de vicario parroquial, antes conocido como
coadjutor. A todos los presbíteros se les puede llamar como Reverendo Padre
(Rvdo. P.). Sacerdote y presbítero son sinónimos. La palabra «cura» que de
ordinario usamos como sinónimo de sacerdote tampoco es un sinónimo exacto, ya
que el cura es un sacerdote que ha recibido el encargo de hacerse cargo
pastoralmente de una comunidad. Su ejemplo más característico es el de
cura-párroco.
Tampoco es correcto
calificar como capellán el sacerdote
que acude, aunque sea regularmente, a una capilla a celebrar la Eucaristía. El
capellán es un sacerdote a quien se
encomienda establemente, al menos en parte, la atención pastoral de alguna
comunidad o grupo de fieles, para que la ejerza de acuerdo al derecho universal
y particular y es nombrado por el obispo. Sólo son capellanes los
expresamente nombrados. Lo mismo sucede con el llamado «director espiritual».
También es
incorrecto calificar de cofradía a cualquier cortejo procesional. Sólo son
cofradías las hermandades penitenciales cuando hacen estación de
penitencia. Así, no es correcto hablar
de la cofradía de la Virgen del Carmen o del Corpus, sino de la procesión.
Aunque se podría
seguir poniendo ejemplos voy a terminar con unas líneas sobre el abuso en el
uso de las mayúsculas, la llamada mayúscula
de relevancia, desaconsejada por la RAE.
Veo constantemente,
en libros, boletines, carteles y artículos las palabras paso, cortejo,
procesión, misterio, palio, cofradía, diputado, capataz, capilla, catedral,
parroquia, eucaristía, misa y similares con mayúscula inicial. Mal. Los nombres
comunes, y ésos lo son, se ponen con minúscula. Lo mismo vale para los cargos
de las juntas de gobierno: mayordomo, secretario, fiscal, teniente y demás. El
escritor aplica indebidamente la mayúscula a
aquellos términos cuyos referentes considera
sagrados o dignos de especial veneración o importancia, por razones religiosas
o ideológicas. En cambio, si se escriben con mayúscula inicial, Pascua,
Cuaresma, Adviento, Semana Santa, Pentecostés, Epifanía y similares, así como
los nombres referidos a Dios y a la Virgen.
Termino este apartado ortográfico recordando un error muy frecuente como
es el de poner un punto a los miles cuando se trata de cronología. Estamos en
2016, no en 2.016. Los años no llevan punto. Igualmente, un error muy frecuente
es poner con mayúscula los días de la semana. Se ponen con minúsculas los días
de la semana, las estaciones del año y los nombres de los meses del año. Eso
sí, Martes Santo o Jueves Santo, por ejemplo, si la llevan, como nombre propio
de una día concreto al año.
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