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9.4.18

LOS LIENZOS LITÚRGICOS II


Siguiendo con el artículo anterior, existen otros dos lienzos, menos usados, Me refiero al empleado para cubrir el copón llamado capillo o cubrecopón y al que cubre el cáliz. El  capillo suele ser un lienzo circular de tela dorada o seda blanca, que se usa para cubrir el copón solamente cuando contiene formas consagradas. Su objeto es hacer notar que dentro está el Cuerpo de Cristo, y con ello evitar accidentes derivados del desconocimiento de si las hostias han sido o no consagradas. Su uso no es obligatorio, pero es recomendable por la razón antes señalada. Dado que solo debe cubrirse cuando hay forma consagradas en su interior, al inicio de la misa debe de estar descubierto y se le coloca el velo justo antes de colocarlo en el sagrario, tras la comunión, cuando se va a reservar.
El otro lienzo es el velo del cáliz, que puede ser del color litúrgico del tiempo o bien blanco. Sirve para cubrir todo el cáliz desde el comienzo de la misa hasta el ofertorio; y luego, después las abluciones. No es obligatorio usarlo, pero su uso es loable (OGMR 118).
El conopeo es un velo que cubre el sagrario donde se reserva la Eucaristía. Debe ser de color blanco o del color litúrgico propio del día, nunca de color negro. En algunos casos es de tul y en otros es de una tela más pesada. No debe ser transparente. Si el Santísimo se retira, se quita el conopeo o se levanta. Su uso es opcional, pero en las misas papales siempre se usa,
El gremial (del latín gremium, regazo) es un paño cuadrado del mismo color que los ornamentos a modo de delantal que se pone sobre las rodillas del obispo en las ordenaciones, durante la dedicación de los templos, y durante el lavatorio de los pies en la misa in Coena Domini, la tarde del Jueves Santo. Su uso tiene un sentido práctico: no manchar los ornamentos (casulla o dalmática) con el Santo Crisma que se emplea en las ordenaciones y en las dedicaciones de los templos, ni mojar la dalmática en el lavatorio de los pies.   
La palia es una pieza de tela cuadrada, reforzada de cartón o madera en su interior, que se coloca sobre el cáliz. La parte superior de la palia se puede adornar ricamente. Si tiene forma redonda se llama hijuela. Su uso es optativo. Sin embargo, es muy conveniente usarla para evitar que caiga polvo o algún insecto dentro del cáliz.
Antes de la misa se coloca sobre la patena con la hostia que, a su vez, se coloca sobre el purificador puesto sobre el cáliz. En el Ofertorio se quita para la presentación de los dones y, tras la presentación del vino, se coloca directamente sobre el cáliz. Se vuelve a quitar en el momento de la epíclesis, y se vuelve a colocar tapando el cáliz tras la consagración del vino. Nuevamente,  se quita en el momento de la fracción del pan. Si un diácono asiste a la misa él sería el encargado de ponerla y quitarla; de lo contrario lo hace el sacerdote. Cuando se descubre el cáliz, la palia suele colocarse sobre el purificador para que el sacerdote pueda tomarla con mayor facilidad. 
La bolsa de los corporales es una funda en la cual se guardan los corporales cuando no están extendidos en las celebraciones litúrgicas. Está formada de dos piezas de cartón de forma cuadrada forradas del mismo material y color que los ornamentos, que se unen por la tela por solo uno de sus cuatro bordes. En la forma romana, en cambio, las piezas de cartón se unen por tres de los cuatro bordes.  Su uso es optativo y ha caído en desuso.
Y terminamos con el manutergio. Consiste en un paño con el que el celebrante se seca las manos cuando se las lava en la misa. Hace, pues, oficio de toalla. Debe ser de un material que sea absorbente. Puede llevar bordada una cruz u otro signo litúrgico en un borde, para distinguirlo del purificador, que la lleva en el centro. En algunos lugares se le llama cornijal.

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