La fiesta de la Pascua
es de origen judío. Los judíos la celebran cada año el 14 de Nisán, coincidiendo con la primera
luna llena de primavera, sea el día de la semana que sea. Su celebración hace
referencia a la intervención de Dios en su historia, al liberarlos de la
esclavitud de Egipto en tiempos de Moisés (Ex 12, 1-14).
La pascua cristiana se
convirtió en la conmemoración de la muerte y resurrección de Jesús, por medio
de la cual liberó a la humanidad entera de la esclavitud del pecado y de la muerte.
Haciendo un poco de
historia diremos que, en los primeros siglos del cristianismo, hubo dos
tendencias respecto al día de celebración de la Pascua. En Asia Menor celebraban
la Pasión del Señor el 14 de Nisán, igual que el pueblo judío, o sea, el mismo
día de la luna llena. Esta tendencia se la conocía como los cuatordecimanos.
En las Iglesias
occidentales, influenciadas por la costumbre romana, celebraban la Pascua de Resurrección
el domingo tras la primera luna llena de primavera. Roma daba más importancia a
la resurrección y las Iglesias asiáticas a la pasión.
Por otra parte, las
Iglesias de Antioquía, Alejandría y Roma, que celebraban la Pascua en domingo,
no coincidían en el domingo adoptado para tal fiesta. En Antioquía, aceptando
el cómputo hebreo, escogían para la Pascua el domingo posterior al 14 de Nisán,
por lo cual, en algunas ocasiones, la Pascua caía antes del equinoccio de
primavera (21 de marzo). En cambio, en Alejandría y Roma, donde se deseaba
marcar distancia con la religión judía, utilizaban cómputos propios para
calcular la Pascua de forma que no cayese nunca antes del equinoccio. Pero
tampoco en este cálculo había uniformidad, ya que los alejandrinos situaban el
equinoccio el 21 de marzo y los romanos lo anticipaban al 18 de marzo.
Con el fin de
solucionar estos problemas, en el Concilio de Nicea (325) se establecieron las
normas para fijar la fecha de la Pascua:
- que la Pascua se
celebrase siempre en domingo;
- que no coincidiese
nunca con la Pascua judía, que se celebraba independientemente del día de la
semana, para evitar paralelismos o confusiones entre ambas religiones;
- que los cristianos
no antepusieran nunca la fiesta de Pascua al equinoccio de primavera.
Ahora, el problema
consistía en saber qué día era el equinoccio, el 18 o el 21 de marzo,
llegándose al acuerdo de fijarlo el 21 de marzo, por la intervención de Dionisio
el Exiguo, monje erudito y matemático del siglo VI, el fundador del cálculo de la era cristiana o Anno Dómini ( †544), que consiguió que la Iglesia romana adoptase
el sistema de cálculo de la Pascua seguido por la Iglesia alejandrina.
En aquellos años estaba
en uso el calendario juliano, así
llamado porque lo había implantado Julio César en el año 46 a.C. y que fijaba el
equinoccio de primavera el día 25 de marzo. Pero resultó que ese calendario no
era exacto, ya que daba un desfase anual de 11 minutos al año, que con el paso
del tiempo se convirtieron en días.
Para evitar este
desfase, el Concilio de Trento (1545-1563) determinó corregir el calendario
para que el equinoccio aconteciera el 21 de marzo, como en tiempos del Concilio
de Nicea (325), habiéndose alcanzado una
diferencia de 10 días.
El papa Gregorio XIII
(1572-1585) reformó el calendario, mediante la bula Inter gravissimas (24
de febrero de 1582), decretando dos cuestiones fundamentales:
*Que se restaran 10
días al calendario, de modo que del 4 de octubre se pasara al 15 de octubre (1582).
* Que fueran bisiestos
aquellos años cuyas dos últimas cifras sean divisibles por 4, exceptuando los
múltiplos de 100 (1700, 1800, 1900...), de los que se exceptúan a su vez
aquellos que también sean divisibles por 400 (1600, 2000, 2400...).
Este calendario,
llamado gregoriano por el papa Gregorio, tiene un pequeño error que se
convierte en un día cada 3.300 años.
Lo que interesa para
determinar la Pascua es que, a partir de este cambio gregoriano, dejó de haber
uniformidad en la fecha pascual, ya que este cambio de calendario no fue
asumido en los países donde no seguían el credo católico, tales como ortodoxos,
protestantes y anglicanos, calendario que tardó años e incluso siglos, en ser
implantado.
La reforma gregoriana quebró la unidad de celebración del mundo cristiano. A
partir de ese momento comenzó a determinarse el domingo pascual de manera
separada. Hoy día, a nivel mundial, el
calendario gregoriano está implantado civilmente, pero las Iglesias ortodoxas,
prácticamente en su totalidad, siguen utilizando el calendario juliano para
fijar sus fiestas litúrgicas. Por esta razón, Oriente y Occidente no celebran
la Pascua el mismo domingo dado que aplican los principios fijados por el concilio
de Nicea 325 a calendarios distintos.
Los ortodoxos siguen
computando la Pascua con el calendario juliano y los romanos con el gregoriano. De momento, el calendario juliano tiene 13 días de retraso
respecto del gregoriano, y, en el año 2100, la diferencia será de 14 días. Es
decir, la fecha del equinoccio de primaveral que se ha fijado, según el calendario
juliano, el 21 de marzo, corresponde, según el calendario gregoriano, al 3 de
abril. El domingo de Pascua puede coincidir en ambas Iglesias cuando la luna
llena que sigue al equinoccio de primavera caiga tan tarde que corresponda
también a la primera luna llena tras el 21 de marzo del calendario juliano
(para nosotros sería el 3 de abril). Esto no ocurre con regularidad. Sin
embargo, se ha producido en los últimos años: 2001, 2004, 2007, 2010 y 2011. Y
se producirá nuevamente en los próximos años en 2014 y 2017, pero después será
necesario esperar hasta 2034. En definitiva, la Semana Santa ortodoxa puede ser posterior a la católica o coincidir, pero
nunca anterior.
Los intentos de
unificar las fechas del calendario litúrgico han fracasado hasta ahora, y
aunque algunas Iglesias –Constantinopla, Grecia, Rumanía, Chipre, Alejandría,
Antioquía y Bulgaria– han adoptado el calendario gregoriano para el Año
Litúrgico, mantienen para determinar la fiesta de Pascua el calendario juliano,
con el fin de mantener la unidad en las Iglesias ortodoxas.
La Iglesia católica
trató el tema en el concilio Vaticano II y así quedó recogido en el número 20
del decreto sobre las Iglesias orientales católicas Orientalium Ecclesiarum (21 de noviembre de 1964): Mientras
llega el deseado acuerdo de todos los cristianos de celebrar el mismo día la
festividad de la Pascua, y para fomentar entre tanto esa unidad entre los
cristianos de la misma región o país, se concede a los patriarcas o a las
supremas autoridades locales la facultad de proceder unánimemente y de acuerdo
con todos aquellos a quienes interesa celebrar la Pascua en una mismo domingo.
Incluso los padres conciliares manifestaron no ser contrarios a que se adoptase
un domingo fijo para la Pascua, siempre y cuando estuvieran de acuerdo todos
los que estén interesados, llegando a proponerse como día de la Pascua al
domingo siguiente al segundo sábado del mes de abril, obteniendo el beneplácito
del occidente cristiano pero no de las Iglesias orientales.
El Consejo Ecuménico
de las Iglesias ha debatido el tema de la determinación de una misma fecha para
la Pascua en todas las Iglesias cristianas sin obtener, de momento, resultado
alguno.
Los interesados pueden
ampliar esta cuestión visitando http://www.lexorandi.es/TeologiaLiturgica/astronomialiturgia.html
1 comentario:
Desconocia que en las distintas iglesias se celebrara la pascua en distintas fechas. Gracias por la informacion.
Un saludo
Aurora
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