Ante todo debemos comenzar preguntándonos ¿Se puede recibir la comunión fuera de la Misa? Rotundamente sí, pero con limitaciones.
Lo aclaramos. El CDC, en su canon 918, nos dice que “se aconseja encarecidamente que los fieles reciban la sagrada comunión dentro de la celebración eucarística; sin embargo, cuando lo pidan con causa justa, se les debe administrar la comunión fuera de la Misa, observando los ritos litúrgicos”.
Así pues, queda establecido que se puede comulgar fuera de la Misa, pero con causa justa. Principalmente los enfermos e impedidos pero no sólo ellos: también habría que valorar la situación de personas que, aún sanas y válidas, no puedan participar en la Eucaristía por causa grave o aquellas que estando presentes no puedan acceder a comulgar en su momento (por ejemplo, miembros de una coral que estén en un lugar de difícil acceso para el sacerdote y no haya acólito capacitado para llevársela, persona en sillita de ruedas que no pueda acceder al presbiterio por acumulación de personas, etc). Pueden hacerlo al finalizar la Misa.
El Ritual de la comunión y culto a la Eucaristía nos da más detalles al afirmar que “la más perfecta participación de la celebración eucarística es la comunión sacramental recibida dentro de Misa...Hay que procurar que los fieles comulguen en la celebración eucarística”.
Pero los sacerdotes no deben rehusar el administrar, incluso fuera de la Misa, la sagrada comunión a los fieles. “Incluso conviene que quienes estén impedidos de asistir a la celebración eucarística de la comunidad se alimenten asiduamente con la Eucaristía, para que así se sientan unidos no solamente al sacrificio del Señor, sino también unidos comunidad y sostenidos por el amor de los hermanos”.
Los pastores de almas cuiden de que los enfermos y ancianos tengan facilidades para recibir la Eucaristía frecuentemente e incluso, a ser posible, todos los días, sobre todo en el tiempo pascual, aunque no padezcan una enfermedad grave ni estén amenazados por el peligro de muerte inminente. A los que no puedan recibir la Eucaristía bajo la especie de pan, es lícito administrársela bajo la especie de vino.
¿Cuándo se puede dar la comunión fuera de la Misa?
Se puede dar en cualquier día y a cualquier hora, con estas limitaciones:
a) El Jueves Santo sólo puede distribuirse la sagrada comunión dentro de la Misa; pero a los enfermos se puede llevar la comunión a cualquier hora del día.
b) El Viernes Santo únicamente puede distribuirse la sagrada comunión durante la celebración de la Pasión del Señor; a los enfermos que no pueden participar en esta celebración se puede llevar la sagrada comunión a cualquier hora del día.
c) El Sábado Santo la sagrada comunión sólo puede darse como Viático .
Pertenece ante todo al sacerdote y al diácono administrar la comunión a los fieles que la pidan. Mucho conviene, pues, que a este ministerio de su orden dediquen todo el tiempo preciso según la necesidad de los fieles.
También pertenece al acólito debidamente instituido, en cuanto ministro extraordinario, distribuir la sagrada comunión cuando faltan un presbítero o diácono, o estén impedidos, sea por enfermedad, edad avanzada o por algún ministerio pastoral, o cuando el número de los fieles que se acercan a la sagrada mesa es tan numeroso que se alargaría excesivamente la Misa u otra celebración'.
El lugar en que de ordinario se distribuye la sagrada comunión fuera de la Misa es la iglesia o un oratorio en que habitualmente se celebra o reserva la Eucaristía, o la iglesia, oratorio u otro lugar en que la comunidad se reúne habitualmente para celebrar el acto litúrgico los domingos u otros días. No se excluyen otros lugares: en las casas particulares cuando se trata de enfermos, cautivos y otros que sin peligro o grave dificultad no pueden salir.
Cuando se administra la sagrada comunión en la iglesia o en un oratorio, póngase el corporal sobre el altar cubierto con un mantel; enciéndanse dos cirios como señal de veneración y de banquete festivo; utilícese la patena.
Pero cuando la sagrada comunión se administra en otros lugares, prepárese una mesa decente cubierta con un mantel; ténganse también preparados los cirios. El ministro de la sagrada comunión, si es presbítero o diácono, vaya revestido de alba, o sobrepelliz sobre el traje talar, y lleve estola. Los otros ministros lleven o un vestido litúrgico o un vestido que no desdiga de este ministerio y que el Ordinario apruebe.
Fuente: Ritual de la comunión y culto a la Eucaristía (Praenontanda).
Lo aclaramos. El CDC, en su canon 918, nos dice que “se aconseja encarecidamente que los fieles reciban la sagrada comunión dentro de la celebración eucarística; sin embargo, cuando lo pidan con causa justa, se les debe administrar la comunión fuera de la Misa, observando los ritos litúrgicos”.
Así pues, queda establecido que se puede comulgar fuera de la Misa, pero con causa justa. Principalmente los enfermos e impedidos pero no sólo ellos: también habría que valorar la situación de personas que, aún sanas y válidas, no puedan participar en la Eucaristía por causa grave o aquellas que estando presentes no puedan acceder a comulgar en su momento (por ejemplo, miembros de una coral que estén en un lugar de difícil acceso para el sacerdote y no haya acólito capacitado para llevársela, persona en sillita de ruedas que no pueda acceder al presbiterio por acumulación de personas, etc). Pueden hacerlo al finalizar la Misa.
El Ritual de la comunión y culto a la Eucaristía nos da más detalles al afirmar que “la más perfecta participación de la celebración eucarística es la comunión sacramental recibida dentro de Misa...Hay que procurar que los fieles comulguen en la celebración eucarística”.
Pero los sacerdotes no deben rehusar el administrar, incluso fuera de la Misa, la sagrada comunión a los fieles. “Incluso conviene que quienes estén impedidos de asistir a la celebración eucarística de la comunidad se alimenten asiduamente con la Eucaristía, para que así se sientan unidos no solamente al sacrificio del Señor, sino también unidos comunidad y sostenidos por el amor de los hermanos”.
Los pastores de almas cuiden de que los enfermos y ancianos tengan facilidades para recibir la Eucaristía frecuentemente e incluso, a ser posible, todos los días, sobre todo en el tiempo pascual, aunque no padezcan una enfermedad grave ni estén amenazados por el peligro de muerte inminente. A los que no puedan recibir la Eucaristía bajo la especie de pan, es lícito administrársela bajo la especie de vino.
¿Cuándo se puede dar la comunión fuera de la Misa?
Se puede dar en cualquier día y a cualquier hora, con estas limitaciones:
a) El Jueves Santo sólo puede distribuirse la sagrada comunión dentro de la Misa; pero a los enfermos se puede llevar la comunión a cualquier hora del día.
b) El Viernes Santo únicamente puede distribuirse la sagrada comunión durante la celebración de la Pasión del Señor; a los enfermos que no pueden participar en esta celebración se puede llevar la sagrada comunión a cualquier hora del día.
c) El Sábado Santo la sagrada comunión sólo puede darse como Viático .
Pertenece ante todo al sacerdote y al diácono administrar la comunión a los fieles que la pidan. Mucho conviene, pues, que a este ministerio de su orden dediquen todo el tiempo preciso según la necesidad de los fieles.
También pertenece al acólito debidamente instituido, en cuanto ministro extraordinario, distribuir la sagrada comunión cuando faltan un presbítero o diácono, o estén impedidos, sea por enfermedad, edad avanzada o por algún ministerio pastoral, o cuando el número de los fieles que se acercan a la sagrada mesa es tan numeroso que se alargaría excesivamente la Misa u otra celebración'.
El lugar en que de ordinario se distribuye la sagrada comunión fuera de la Misa es la iglesia o un oratorio en que habitualmente se celebra o reserva la Eucaristía, o la iglesia, oratorio u otro lugar en que la comunidad se reúne habitualmente para celebrar el acto litúrgico los domingos u otros días. No se excluyen otros lugares: en las casas particulares cuando se trata de enfermos, cautivos y otros que sin peligro o grave dificultad no pueden salir.
Cuando se administra la sagrada comunión en la iglesia o en un oratorio, póngase el corporal sobre el altar cubierto con un mantel; enciéndanse dos cirios como señal de veneración y de banquete festivo; utilícese la patena.
Pero cuando la sagrada comunión se administra en otros lugares, prepárese una mesa decente cubierta con un mantel; ténganse también preparados los cirios. El ministro de la sagrada comunión, si es presbítero o diácono, vaya revestido de alba, o sobrepelliz sobre el traje talar, y lleve estola. Los otros ministros lleven o un vestido litúrgico o un vestido que no desdiga de este ministerio y que el Ordinario apruebe.
Fuente: Ritual de la comunión y culto a la Eucaristía (Praenontanda).
NOTA: El blog ha pasado de 200.000 visitas. Tratàndose de un tema tan específico es una satisfacción para mí y una responsabilidad que me abruma. Pido disculpas a todos los que me hacen consultas y no respondo. A veces la respuesta está en otros artículos publicados posteriormente y a veces simplemente no las veo, dado que no reviso los artículos publicados más alejados cronológicamente. Mi ocupación no está dedicada en exclusiva al blog. Hago lo que puedo, quitándome tiempo de otras actividades, como un servicio que presto a la Iglesia y a mis hermanos cristianos.
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