La iconografía de la Virgen admite algunas variantes aunque es menos rica que las escenas cristíferas pasionarias. Se puede reducir a estos modelos: Amargura, Dolorosa, Quinta Angustia, Piedad, Virgen Afligida y Soledad
La Amargura es una composición en la que iconográficamente debe aparece con san Juan en el paso, escenificando su caminar por la Vía Dolorosa al encuentro de su Hijo que el discípulo predilecto le señala con el dedo. Representa el momento en que la Virgen, acompañada de san Juan y ajena aún a la condena de su Hijo escucha en la llamada Sacra Conversación la noticia que le comunica el apóstol sobre la situación de Jesús y ambos se dirigen a la calle de la Amargura para contemplar el paso de Jesús cargado con la cruz camino del Gólgota. La escena que se nos presenta no es evangélica y solamente Lucas narra el encuentro de Jesús con las mujeres de Jerusalén (Lc 23, 27-31) pero no con su Madre. “La fuente hay que buscarla en uno de los textos más influyentes en la conformación iconográfica de la Pasión: el Evangelio de Nicodemo. En su recensión B (una versión tardomedieval del original) se nos dice que Juan había seguido el cortejo de Jesús y los soldados para luego correr en busca de la Madre que nada sabía. Al oír ésta el relato quedó transida de dolor y acompañada del apóstol, María Magdalena, Marta y Salomé se dirigió a la calle de la Amargura.
Es la representación mariana más frecuente en nuestras hermandades y aunque acompañada por san Juan aparece hoy día solamente en seis pasos en siglos pasados fue mucho más frecuente, incluso con la compañía de la Magdalena. Para un mayor lucimiento de la imagen de la Virgen con el paso del tiempo se han ido retirando esas figuras.
La Dolorosa es una Virgen en el Calvario, presenciando el suplicio y muerte de su Hijo. En este modelo iconográfico la Virgen puede aparecer con más figuras y asimismo puede o no ir bajo palio. La Virgen lleva pañuelo para secar sus lágrimas y puñal en el pecho. Esta devoción a los dolores de la Virgen hunde sus raíces en la época medieval y fue especialmente propagado por la Orden servita, fundada en 1233. También hay varias imágenes con la advocación de Dolores o Mayor Dolor que procesionan bajo palio.
La Quinta Angustia representa el momento del descendimiento de la cruz para ser colocado el cuerpo del Hijo en el regazo de la madre.
La Amargura es una composición en la que iconográficamente debe aparece con san Juan en el paso, escenificando su caminar por la Vía Dolorosa al encuentro de su Hijo que el discípulo predilecto le señala con el dedo. Representa el momento en que la Virgen, acompañada de san Juan y ajena aún a la condena de su Hijo escucha en la llamada Sacra Conversación la noticia que le comunica el apóstol sobre la situación de Jesús y ambos se dirigen a la calle de la Amargura para contemplar el paso de Jesús cargado con la cruz camino del Gólgota. La escena que se nos presenta no es evangélica y solamente Lucas narra el encuentro de Jesús con las mujeres de Jerusalén (Lc 23, 27-31) pero no con su Madre. “La fuente hay que buscarla en uno de los textos más influyentes en la conformación iconográfica de la Pasión: el Evangelio de Nicodemo. En su recensión B (una versión tardomedieval del original) se nos dice que Juan había seguido el cortejo de Jesús y los soldados para luego correr en busca de la Madre que nada sabía. Al oír ésta el relato quedó transida de dolor y acompañada del apóstol, María Magdalena, Marta y Salomé se dirigió a la calle de la Amargura.
Es la representación mariana más frecuente en nuestras hermandades y aunque acompañada por san Juan aparece hoy día solamente en seis pasos en siglos pasados fue mucho más frecuente, incluso con la compañía de la Magdalena. Para un mayor lucimiento de la imagen de la Virgen con el paso del tiempo se han ido retirando esas figuras.
La Dolorosa es una Virgen en el Calvario, presenciando el suplicio y muerte de su Hijo. En este modelo iconográfico la Virgen puede aparecer con más figuras y asimismo puede o no ir bajo palio. La Virgen lleva pañuelo para secar sus lágrimas y puñal en el pecho. Esta devoción a los dolores de la Virgen hunde sus raíces en la época medieval y fue especialmente propagado por la Orden servita, fundada en 1233. También hay varias imágenes con la advocación de Dolores o Mayor Dolor que procesionan bajo palio.
La Quinta Angustia representa el momento del descendimiento de la cruz para ser colocado el cuerpo del Hijo en el regazo de la madre.
A continuación aparecería la Piedad que es el momento en que la Virgen tiene a Cristo muerto en su regazo. La más universal es la que cinceló Miguel Ángel para el Vaticano.
La Virgen Afligida es la de la traslación al Sepulcro y por último la Soledad, sola al pie de la cruz.
No obstante lo anterior, se suelen denominar popularmente como “dolorosas” a prácticamente todas las imágenes marianas que procesionan en Semana Santa, lo hagan o no bajo palio.
No abordamos en este artículo otros modelos iconográficos marianos como la Letífica (en actitud alegre), Glicophiloussa (acariciando al Niño) o la Galactotrophoussa (amamantando al Niño) y otras más ya que son propias de imágenes de gloria.
No obstante lo anterior, se suelen denominar popularmente como “dolorosas” a prácticamente todas las imágenes marianas que procesionan en Semana Santa, lo hagan o no bajo palio.
No abordamos en este artículo otros modelos iconográficos marianos como la Letífica (en actitud alegre), Glicophiloussa (acariciando al Niño) o la Galactotrophoussa (amamantando al Niño) y otras más ya que son propias de imágenes de gloria.
Jesús Luengo Mena, Vicette de la Hdad de Jesús Despojado y Lector instituido
No hay comentarios:
Publicar un comentario