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2.10.22

LAS POSTURAS Y LOS SIGNOS LITÚRGICOS

 Tras el paréntesis vacacional reiniciamos con una serie de artículos que trataran sobre las posturas, los gestos y los signos de reverencia que se emplean en la Liturgia.

Y comenzamos recordando las posturas corporales que hay que tener en la misa.

La Ordenación General del Misal Romano –OGMR– da unas normas claras de las posturas corporales que hay que adoptar durante la Eucaristía. Para el Misal Romano La postura corporal que han de observar todos los que toman parte en la celebración, es un signo de la unidad de los miembros de la comunidad cristiana congregados para celebrar la sagrada Liturgia, ya que expresa y fomenta al mismo tiempo la unanimidad de todos los participantes[1]. De lo anterior se deduce que una postura unánime es también un signo de comunión. 

Las posturas corporales que el Misal Romano indica son las que resumimos a continuación:

* DE PIE Los fieles estén de pie: desde el principio del canto de entrada, o mientras el sacerdote se acerca al altar, hasta el final de la oración colecta; al canto del Aleluya que precede al Evangelio; durante la proclamación del mismo Evangelio; durante la profesión de fe y la oración de los Fieles; y también desde la invitación Orad hermanos que precede a la oración sobre las ofrendas hasta el final de la Misa, excepto en los momentos que luego se enumeran[2].

* SENTADOS En cambio, estarán sentados durante las lecturas y el salmo responsorial que preceden al Evangelio; durante la homilía, y mientras se hace la preparación de los dones en el ofertorio; también, según la oportunidad, a lo largo del sagrado silencio que se observa después de la Comunión.

* DE RODILLAS Por otra parte, estarán de rodillas, a no ser por causa de salud, por la estrechez del lugar, por el gran número de asistentes o que otras causas razonables lo impidan, durante la consagración. Pero los que no se arrodillen para la consagración, que hagan inclinación profunda mientras el sacerdote hace la genuflexión después de la consagración. La costumbre de algunas personas de permanecer de rodillas durante toda la Plegaria Eucarística debe respetarse.

¿Qué costumbres no respetan estas normas? Pues, por un lado, está la costumbre casi generalizada de permanecer sentados durante la oración sobre las ofrendas. Hay que ponerse en pie al Orad hermanos, no después. Todas las oraciones de la misa se escuchan de pie, que es la postura propia del orante, salvo durante la consagración.

En la consagración, que muchas personas tiene por costumbre permanecer de pie sin motivo aparente, hay que arrodillarse en la primera epíclesis (invocación al Espíritu Santo) y ponerse de pie en la aclamación que la remata, que tiene tres fórmulas que ofrece  el Misal: Este es el sacramento de nuestra fe, dice el presidente y respondemos con la aclamación Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!

Si el que preside dice: Aclamad el misterio de la redención, la asamblea aclama: Cada vez que comemos de este pan y  bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.

Y si dice: Cristo se entregó por nosotros la aclamación de la asamblea es:

Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor.

Las aclamaciones se dicen de pie, no se puede aclamar de rodillas. De pie es la postura propia para aclamar, como el Aleluya,

Recordamos que también en la vida civil nos ponemos de pie tras un concierto para aplaudir a la orquesta, una representación teatral,  tras el gol de nuestro equipo o una buena faena de un torero.

 

 

 

 



[1] OGMR 42

[2] OGMR 43

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