Ahora que
estamos en el mes de mayo, mes que la devoción popular adjudica a la Virgen
María, vamos a analizar en este artículo el sentido y origen de las innumerables
advocaciones, algunas muy pintorescas, que recibe la Madre de Dios.
En primer
lugar, comenzaremos diciendo que advocación
significa forma de nombrar a una imagen, para diferenciarla de otras y para
individualizarla con un atributo. Lógicamente, la Virgen María es solo una,
siempre la misma, se la venere con la advocación que sea. No está de más
recalcarlo, porque se lee a veces que en tal o cual acto participarán ocho
vírgenes y cosas por el estilo. Lo correcto es hablar de ocho imágenes de la
Virgen, al igual que se escribe que en tal Vía Crucis participarán doce
Cristos, en vez de decir doce imágenes de Cristo.
También hemos
de distinguir entre dogmas marianos, títulos y advocaciones.
Como dogmas marianos la Iglesia ha
proclamado que María siempre se mantuvo Virgen,
antes, durante y después del parto, que María es la Madre de Dios, que fue concebida sin pecado original y que ascendió
a los cielos en cuerpo y alma. Litúrgicamente se celebran como solemnidades.
También es
preciso saber que las leyendas y tradiciones sobre el origen de las distintas
advocaciones no son dogma de fe, por lo cual se pueden creer o no.
Los títulos más frecuentemente usados por las hermandades son los de María Santísima o Nuestra Señora. Otros títulos
menos frecuentes son: Nuestra Madre y Señora, Inmaculada o Purísima Concepción,
Pura y Limpia, Santa María, Maravillas, Inmaculado Corazón, Santísima Virgen,
Dulce Nombre, Divina Gracia y Madre de Dios, Inmaculada Milagrosa, Divina
Enfermera y Madre de la Iglesia.
En lo
referente al origen de las mismas, la mayoría de las advocaciones las podemos clasificar en cinco apartados, a saber:
-
advocaciones que hacen referencia a un hecho curioso
o milagroso: Virgen del Subterráneo, Virgen de la Luz, Hiniesta, Rocío,
Montserrat, Nieves, Loreto, Aguas, etc. Son las más numerosas.
-
otras responden a las jaculatorias de las letanías,
como los casos de Estrella, Auxiliadora, Salud, Refugio, Ángeles (reina
de), Consolación y Paz.
-
Otras advocaciones hacen referencia a su forma
iconográfica o a algún detalle en representarlas: Virgen del Pajarito, Virgen
de la Servilleta, Virgen del Coral, Virgen de las Rocas, Virgen de la Cinta,
Virgen de las Lágrimas, etc.
-
Otras se refieren a apariciones marianas: Lourdes,
Fátima, Guadalupe.
-
Finalmente, otras tiene un sentido más teológico o hacen
referencia a aspectos de su vida terrenal: Dolores, Amargura, Rosario, Carmen,
Merced, Angustia, Remedios, Presentación, Anunciación, Asunción, Socorro,
Soledad, Candelaria, etc. Las imágenes que han sido coronadas canónicamente
añaden a la advocación la palabra Coronada
También hemos
de decir que las advocaciones se pueden clasificar en pasionales o letíficas, dicho
más claramente, en advocaciones dolorosas relacionados con la Pasión de Jesús o
de gloria.
Finalizamos
con un bello canto, dedicado a María, hoy poco interpretado pero que la
generación de los más veteranos la recordarán.
FLORES
A MARIA
Venid y vamos todos con flores a porfía,
con flores a María, que Madre nuestra es
Venid y vamos todos con flores a porfía,
con flores a María, que Madre nuestra es
De nuevo aquí nos tienes, purísima
doncella,
más que la luna, bella, postrados a tus pies.
Venimos a ofrecerte las flores de este suelo,
con cuánto amor y anhelo, Señora, tú lo ves.
más que la luna, bella, postrados a tus pies.
Venimos a ofrecerte las flores de este suelo,
con cuánto amor y anhelo, Señora, tú lo ves.
Por ellas te rogamos, si cándidas
te placen,
las que en la gloria nacen, en cambio, tú nos des.
las que en la gloria nacen, en cambio, tú nos des.
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