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12.12.10

LA EXHORTACIÓN PASTORAL POSTSINODAL "VERBUM DOMINI"

Tras el Sínodo de la Palabra, celebrado en el Vaticano del cinco al veintiséis de octubre de 2008, el Papa ha respondido con una Exhortación apostólica postsinodial titulada Verbum Domini, fechada en el Vaticano el treinta de septiembre de 2010.
De dicha Exhortación, muy amplia, vamos a resumir algunos aspectos que atañen especialmente a la Liturgia.
Al subrayar el nexo entre Palabra y Eucaristía, el Sínodo ha querido volver a llamar justamente la atención sobre algunos aspectos de la celebración inherentes al servicio de la Palabra, sobre todo a la importancia del Leccionario. “La reforma promovida por el Concilio Vaticano II ha mostrado sus frutos enriqueciendo el acceso a la Sagrada Escritura, que se ofrece abundantemente, sobre todo en la liturgia de los domingos. La estructura actual, además de presentar frecuentemente los textos más importantes de la Escritura, favorece la comprensión de la unidad del plan divino, mediante la correlación entre las lecturas del Antiguo y del Nuevo Testamento, centrada en Cristo y en su misterio pascual”.
Se señala la dificultad a veces para captar la relación entre las lecturas de los dos Testamentos y se dice que han de ser consideradas a la luz de la lectura canónica, es decir, de la unidad intrínseca de toda la Biblia.
Donde sea necesario, los organismos competentes pueden disponer que se publiquen subsidios que ayuden a comprender el nexo entre las lecturas propuestas por el Leccionario las cuales han de proclamarse en la asamblea litúrgica en su totalidad, como está previsto en la liturgia del día. Otros eventuales problemas y dificultades deberán comunicarse a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Además, no se ha de olvidar que el actual Leccionario del rito latino tiene también un significado ecuménico, en cuanto es utilizado y apreciado también por confesiones que aún no están en plena comunión con la Iglesia Católica. De manera diferente se plantea la cuestión del Leccionario en la liturgia de las Iglesias Católicas Orientales.
Proclamación de la Palabra y ministerio del lectorado
Ya en la Asamblea sinodal sobre la Eucaristía se pidió un mayor cuidado en la proclamación de la Palabra de Dios. Como es sabido, mientras que en la tradición latina el Evangelio lo proclama el sacerdote o el diácono; la primera y la segunda lectura las proclama el lector encargado, hombre o mujer. El Papa se hace eco de los Padres sinodales, que también en esta circunstancia han subrayado la necesidad de cuidar, con una formación apropiada el ejercicio del lector en la celebración litúrgica, y particularmente el ministerio del Lectorado que, en cuanto tal, es un ministerio laical en el rito latino. Es necesario que los lectores encargados de este servicio, aunque no hayan sido instituidos, sean realmente idóneos y estén seriamente preparados. Dicha preparación ha de ser tanto bíblica y litúrgica, como técnica: “La instrucción bíblica debe apuntar a que los lectores estén capacitados para percibir el sentido de las lecturas en su propio contexto y para entender a la luz de la fe el núcleo central del mensaje revelado.
La instrucción litúrgica debe facilitar a los lectores una cierta percepción del sentido y de la estructura de la liturgia de la Palabra y las razones de la conexión entre la liturgia de la Palabra y la liturgia eucarística. La preparación técnica debe hacer que los lectores sean cada día más aptos para el arte de leer ante el pueblo, ya sea de viva voz, ya sea con ayuda de los instrumentos modernos de amplificación de la voz”.
La propuesta más innovadora que hizo el Sínodo relativa al acceso al ministerio instituido del Lectorado de las mujeres no ha sido atendida de momento.

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