Seguramente los lectores habrán observado que, cuando preside el obispo la Eucaristía, se colocan bien sobre el altar a cerca del mismo siete velas o candeleros. La OGMR (Ordenación General del Misal Romano), en su nº 17 que trata sobre el uso de las velas dice así:”Cúbrase el altar al menos con un mantel de color blanco. Sobre el altar, o cerca de él, colóquese en todas las celebraciones por lo menos dos candeleros, o también cuatro o seis, especialmente si se trata de una Misa dominical o festiva de precepto y, si celebra el Obispo diocesano, siete, con sus velas encendidas”. Igualmente sobre el altar, o cerca del mismo, debe haber una cruz adornada con la efigie de Cristo crucificado. Los candeleros y la cruz adornada con la efigie de Cristo crucificado pueden llevarse en la procesión de entrada.
Y ¿porqué siete luces? Como es fácil de comprender, en la liturgia no hay nada arbitrario. Toda la liturgia es un lenguaje de signos y símbolos con significados y ese signo de las siete luces también tiene el suyo.
El número siete, que indica perfección, se usa para destacar la plenitud del sacerdocio de la que participa el obispo. Siete son los días de la semana, siete los diáconos para el servicio terrenal, siete los sacramentos, siete los dones del Espíritu. También fueron primitivamente siete las basílicas mayores, todas ellas en Roma aunque hoy solamente se consideran así cuatro –San Pedro, San Pablo, Santa María la Mayor y San Juan de Letrán–con la peculiaridad de que en su altar principal sólo puede oficiar el Papa.
El origen del uso de las siete velas viene de la época de la liturgia estacional, en que el Papa, obispo de Roma, era acompañado de su séquito, turnándose para ello las siete divisiones o regiones de la Urbe romana. Quienes portaban los cirios encendidos eran los acólitos. También algunos autores apuntan al Apocalipsis donde se habla de siete lámparas ardiendo delante del trono. En definitiva, es un signo que expresa la preeminencia episcopal.
Sólo se usan las siete luces si el obispo que oficia es el obispo diocesano, o sea, el que tiene la jurisdicción en la diócesis. Si un obispo oficia fuera de su jurisdicción no se encienden las siete luces (al igual que no portan báculo).
Y ¿porqué siete luces? Como es fácil de comprender, en la liturgia no hay nada arbitrario. Toda la liturgia es un lenguaje de signos y símbolos con significados y ese signo de las siete luces también tiene el suyo.
El número siete, que indica perfección, se usa para destacar la plenitud del sacerdocio de la que participa el obispo. Siete son los días de la semana, siete los diáconos para el servicio terrenal, siete los sacramentos, siete los dones del Espíritu. También fueron primitivamente siete las basílicas mayores, todas ellas en Roma aunque hoy solamente se consideran así cuatro –San Pedro, San Pablo, Santa María la Mayor y San Juan de Letrán–con la peculiaridad de que en su altar principal sólo puede oficiar el Papa.
El origen del uso de las siete velas viene de la época de la liturgia estacional, en que el Papa, obispo de Roma, era acompañado de su séquito, turnándose para ello las siete divisiones o regiones de la Urbe romana. Quienes portaban los cirios encendidos eran los acólitos. También algunos autores apuntan al Apocalipsis donde se habla de siete lámparas ardiendo delante del trono. En definitiva, es un signo que expresa la preeminencia episcopal.
Sólo se usan las siete luces si el obispo que oficia es el obispo diocesano, o sea, el que tiene la jurisdicción en la diócesis. Si un obispo oficia fuera de su jurisdicción no se encienden las siete luces (al igual que no portan báculo).
4 comentarios:
muy buenos dias. mi pregunta es si los cardenales también se suele colocar sietes velas en el altar.
Si son obispoa, como es lo más normal, sí. De no ser así pienso que no. Cardenal no es un grado de ordenación sino un honor que se concede a la persona.
cuando se realiza la exposiciòn del Santísimo Scramento lioturgicamente cuantas velas deben haber?
que excelente encontrar una publicación de esta naturaleza y al leer la descripción del autor sorprenderme al leer que eres un "ANTIGUO ALUMNO SALESIANO", un orgullo, pues yo también lo soy... :) un abrazo, y buen artículo !
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