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2.1.10

LA CELEBRACIÓN DOMINICAL SIN PRESBÍTERO

Existen ocasiones en las que en algunas comunidades es imposible celebrar la Misa dominical por falta de sacerdotes. Para estos casos y para que el pueblo de Dios no quede sin celebrar el domingo la Iglesia ha previsto una celebración especial. Así, en aquellos casos ocasionales que en una parroquia en un determinado domingo no se pueda celebrar la Eucaristía por ausencia del presbítero, es conveniente que se reúna igualmente la comunidad, con una celebración que ciertamente no será eucarística, pero que permite que la comunidad se reúna para escuchar la Palabra de Dios, rezar, y comulgar con pan ya consagrado
Esta celebración puede ser presidida por un laico autorizado designado para dirigir la celebración de la palabra y del sacramento La Congregación para el culto divino y de los sacramentos ha dado instrucciones específicas para regular esta práctica, y hacer que exprese la verdad de la situación: la lamentable carencia de sacerdote y de diácono.
Ante todo se debe tener cuidado y aclarar convenientemente que este tipo de celebraciones no son una «forma» de Misa ni un sucedáneo.
Si dirige la liturgia un acólito instituido llevará un alba. Si es un laico quien vestirá un traje adecuado para la función que ejerce y los religiosos usarán su hábito. Estas personas serán denominadas como «directores».
La ceremonia gira en torno al rito de la Sagrada Comunión fuera de la Misa –a la que dedicaremos un próximo artículo–, y se hacen los mismos preparativos. Sin embargo, en la celebra­ción de este rito se deben señalar algunas variaciones importantes.
a) Para simbolizar la ausencia del ministro ordinario, no se usa nunca la sede presidencial. En algunos lugares se suele extender la estola sobre el asiento vacío, como un modo de recordar esta ausencia. El laico dirige la celebración desde un asiento situado fuera del presbiterio y con pre­ferencia, cerca o incorporado a la asamblea. El altar sólo se usa para el rito de la Comunión cuando la Eucaristía se deposita sobre é1.
b) Durante el rito, el director «actúa como igual entre sus iguales». No usa saludos propios del sacerdote como por ejemplo: «El Señor esté con vosotros», y se omiten los ritos relacionados con la Misa, en especial, con la «Plegaria eucarística» u oración similar. Por tanto, se usa una forma de saludo diferente al comienzo del rito, y en el momento de la conclusión se usa una bendición de tipo laical, es decir, el director se persigna o hace la señal de la santa cruz sobre sí mismo.
c) La Liturgia de la Palabra se toma de la Misa dominical. Sin embargo, debido a que sólo el sacerdote o el diácono pueden predicar, es desea­ble que el director lea una homilía preparada por el párroco. La oración de los fieles debe seguir la serie establecida de intenciones, sin olvidar las intenciones propuestas por el obispo y una oración por las vocaciones sacerdotales, que en ese momento se hace más evidente.
d) La acción de gracias debe ser parte de la celebración. Todos se ponen de pie y miran hacia el altar, para dar gracias, tal vez con un salmo, o un himno como el Gloria, o un canto como el Magniftcat, o una letanía. La acción de gracias no debe parecerse en la forma ni una Plegaria eucarística ni a un prefacio tomado del Misal Romano. La acción de gracias comunitaria se puede hacer después de la oración de los fieles o después de la Comunión. También puede ser un acto de adoración comunitaria antes de la Comunión.
e) Antes de la oración del Señor, el director trae la Eucaristía desde el lugar donde está reservada, pone el copón sobre el altar y hace una genu­flexión. En este momento se puede hacer la acción de gracias en la forma de adoración comunitaria de la Eucaristía. Este tiempo de adoración incluye un himno apropiado, o un salmo, o una letanía dirigida al Señor Eucarístico. El director y la asamblea se arrodillan durante la adora­ción. Este acto subraya el hecho de que la Eucaristía ya se ha realizado, y se ha recibido de Dios a través de las manos del sacerdote. Por tanto, esta opción debe favorecerse. Después de la adoración, todos se ponen en pie, y el director comienza la oración del Señor, que es cantada o reci­tada por todos. Siempre que sea posible, se consumirá pan consagrado ese mismo domingo. Si no puede ser se debe hacer todo lo posible para asegurar que las especies consagradas sean recientes.
Los textos de los ritos que se utilizan para estas ocasiones deben ser pre­parados por las Conferencias Episcopales, en colaboración con la Santa Sede. El obispo diocesano establecerá otras directivas relacionadas con el papel que desempeñan los laicos que dirigen estos actos de culto eucarístico.
Terminamos citando el documento que regula este rito: "Directorio para las Celebraciones Dominicales en Ausencia de Presbítero", publicado por la Congregación vaticana para el Culto Divino el año 1988.

8 comentarios:

letty dijo...

mas k comentario es una pregunta se puede recibir el cuerpo de cristo cuando la misa ya a empezado ynclusibe k ya a pasados las lecturas

Ayesha dijo...

¿¿Podrías poner bibliografía?? Es decir, libros adicionales que podamos consultar para reforzar los temas.
Muchas gracias.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

letty no puedes recibir a nuestro señor ya que no has participado completamente en la celebración, recordemos uno de los Mandamientos de la Santa Madre Iglesia "Oir Misa ENTERA los Domingos y Fiestas de Guardar".

Anónimo dijo...

Unknown message

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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