Seguimos en esta tercera entrega analizando la función del obispo en la celebración eucarística. Ahora nos fijamos en su papel en la Liturgia eucarística y en los ritos finales.
Liturgia eucarística
En la preparación del altar y de las ofrendas los diáconos y los acólitos y ayudantes preparan el altar como siempre. En la procesión de las ofrendas, el obispo, llevando la mitra y acompañado por los diáconos, puede recibir las ofrendas, bien delante del altar o en la cátedra. El diácono ayudante lleva las ofrendas al altar donde el diácono de la Misa (o el diácono de la Eucaristía) las dispone sobre el corporal, y en otros puntos del altar si es necesario. Una vez preparada la mesa y cuando el obispo se acerca al altar el ayudante encargado le quita la mitra y el obispo ofrece el Pan y el Vino. A continuación el obispo inciensa a los dones y al altar en la manera acostumbrada. Mientras se procede al rito del lavabo un diácono o acólito inciensa a los concelebrantes y al pueblo.
Inmediatamente después de que el obispo haya cantado la oración sobre las ofrendas y antes del diálogo que antecede al prefacio el ayudante encargado le quita el solideo, que no volverá a ponerle hasta después de la comunión. Si ofician más obispos ellos mismos llevan sus solideos a los sitios oportunos.
Durante la Plegaria eucarística se procede como en una Misa concelebrada. Sin embargo, al llegar a la intercesión por el obispo diocesano, éste dice: “y a mí, indigno siervo tuyo”. La Misa continúa y en el rito de la paz el obispo se la da al menos a los dos concelebrantes más próximos a él y al diácono ayudante de la Misa. En la comunión el obispo da bajo las dos especies la comunión a los diáconos y reparte la comunión al pueblo en la forma acostumbrada.
Tras la comunión, el obispo va a la cátedra y se sienta. Los ayudantes traen el aguamanil y la jofaina para que se lave las manos y acto seguido un ayudante le coloca el solideo sobre la cabeza. Tras el silencio apropiado el obispo se levanta y pronuncia la oración de acción de gracias. Antes de cantar el “Señor esté con vosotros” recibe la mitra.
Ritos finales
Tras el saludo al pueblo, el obispo da la bendición al pueblo. Puede hacerlo de tres formas: bendición solemne, bendición simple o la bendición apostólica con indulgencia plenaria, cuando proceda. La bendición propiamente dicha la da con el báculo en su mano izquierda y haciendo la señal de la cruz tres veces, comenzando por la izquierda.
Al terminar la Misa se realiza la procesión de salida, en la forma acostumbrada salvo el turiferario, que ahora irá tras la cruz y los ciriales. Durante su salida por la nave el obispo puede bendecir al pueblo congregado.
Liturgia eucarística
En la preparación del altar y de las ofrendas los diáconos y los acólitos y ayudantes preparan el altar como siempre. En la procesión de las ofrendas, el obispo, llevando la mitra y acompañado por los diáconos, puede recibir las ofrendas, bien delante del altar o en la cátedra. El diácono ayudante lleva las ofrendas al altar donde el diácono de la Misa (o el diácono de la Eucaristía) las dispone sobre el corporal, y en otros puntos del altar si es necesario. Una vez preparada la mesa y cuando el obispo se acerca al altar el ayudante encargado le quita la mitra y el obispo ofrece el Pan y el Vino. A continuación el obispo inciensa a los dones y al altar en la manera acostumbrada. Mientras se procede al rito del lavabo un diácono o acólito inciensa a los concelebrantes y al pueblo.
Inmediatamente después de que el obispo haya cantado la oración sobre las ofrendas y antes del diálogo que antecede al prefacio el ayudante encargado le quita el solideo, que no volverá a ponerle hasta después de la comunión. Si ofician más obispos ellos mismos llevan sus solideos a los sitios oportunos.
Durante la Plegaria eucarística se procede como en una Misa concelebrada. Sin embargo, al llegar a la intercesión por el obispo diocesano, éste dice: “y a mí, indigno siervo tuyo”. La Misa continúa y en el rito de la paz el obispo se la da al menos a los dos concelebrantes más próximos a él y al diácono ayudante de la Misa. En la comunión el obispo da bajo las dos especies la comunión a los diáconos y reparte la comunión al pueblo en la forma acostumbrada.
Tras la comunión, el obispo va a la cátedra y se sienta. Los ayudantes traen el aguamanil y la jofaina para que se lave las manos y acto seguido un ayudante le coloca el solideo sobre la cabeza. Tras el silencio apropiado el obispo se levanta y pronuncia la oración de acción de gracias. Antes de cantar el “Señor esté con vosotros” recibe la mitra.
Ritos finales
Tras el saludo al pueblo, el obispo da la bendición al pueblo. Puede hacerlo de tres formas: bendición solemne, bendición simple o la bendición apostólica con indulgencia plenaria, cuando proceda. La bendición propiamente dicha la da con el báculo en su mano izquierda y haciendo la señal de la cruz tres veces, comenzando por la izquierda.
Al terminar la Misa se realiza la procesión de salida, en la forma acostumbrada salvo el turiferario, que ahora irá tras la cruz y los ciriales. Durante su salida por la nave el obispo puede bendecir al pueblo congregado.
4 comentarios:
Buen Dia Jesús, excelente tu material, yo soy estudiante del Instituto Diaconal del Arzobispado de Monterrey en México, y me estoy apoyando con tus escritos.
No tendrás un diagrama que indique la colocación de los participantes en la procesion eucarística?
Gracias y que Dios te siga llenando de bendiciones.
Me ha parecido un blog estudenpo para los amantes de la liturgia.
Enhorabuena y gracias.
Muchísimas gracias Jesús me a servido de gran ayuda!
Muchísimas gracias. Tengo que preparar una Misa de este estilo y las explicaciones son perfectas.
Publicar un comentario