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21.10.07

LA PLEGARIA EUCARÍSTICA

La Plegaria Eucarística, también llamada anáfora o canon, es la oración central de la Misa, que el presidente proclama en nombre de toda la comunidad. Es el ápice de la celebración. En esta parte se llega a la máxima plenitud de expresión la acción de gracias y la alabanza. Es una oración de bendición que consta de los siguientes elementos:
- La acción de gracias del Prefacio
- La aclamación del Sanctus
- La epíclesis o invocación al Espíritu Santo
- El relato de la institución y la consagración
- La anámnesis o memorial
- La obligación
- Las intercesiones
- La doxología final

Comienza con un bellísimo diálogo introductorio entre sacerdote y pueblo. El sacerdote saluda al pueblo con “El Señor esté con vosotros” respondiendo el pueblo “Y con tu espíritu”. A continuación se nos invita a la alegría: “Levantemos el corazón” –sursum corda– y el pueblo contesta “Lo tenemos levantado hacía el Señor”. Ahora el sacerdote nos invita a dar gracias: “Demos gracias al Señor, nuestro Dios” y le respondemos con un “Es justo y necesario”. El sacerdote toma nuestra última afirmación, ratificándola, y comienza el prefacio con las misma palabras: “En verdad es justo y necesario –tenéis razón–, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar...”.
El prefacio es una alabanza a Dios Padre. Existen muchos prefacios, propios de cada tiempo litúrgico, fiestas y solemnidades. Algunas Misas lo tienen propio. En cualquier caso son siempre piezas bellísimas, que deben oírse siempre con gran atención para apreciar su riqueza teológica y poética.
A continuación viene el Sanctus, aclamación al Señor que siempre debería cantarse. Con esta aclamación nos asociamos a los ángeles y a todo el cosmos en la alabanza a Dios.
En la epíclesis o invocación al Espíritu Santo se pide para que transforme los dones del pan y el vino. Menos la Plegaría I –llamada Canon romano– las demás contienen dos epíclesis: una antes y otra después de la consagración. Continua con el relato de la institución y la consagración, repitiendo las mismas palabras que Jesús pronunció en la Última Cena. Estas palabras son siempre las mismas en todas las plegarias eucarísticas y sería una acción grave cambiarlas por otras. La anámnesis o memorial hace memoria de la donación de Jesús (muerte y resurrección), segunda epíclesis y se termina con las intercesiones (pidiendo por la Iglesia, por los difuntos, por nosotros). Se remata con la llamada doxología final: “Por Cristo, con Él y en Él...” que debe ser pronunciada sólo por el presidente y los concelebrantes, si los hubiera.
¿Cómo participa el pueblo en la Plegaria eucarística? Además de oírla atentamente y sumarse a ella, el pueblo va subrayando con sus aclamaciones los diversos momentos de la oración.
Así, tras la alabanza al Padre del Prefacio el pueblo entona el Sanctus, tras la memoria pascual de Cristo se subraya con “Anunciamos tu muerte y proclamamos tu resurrección. Ven Señor Jesús” u otras de las que propone el Misal. Finalmente, el pueblo remata con un rotundo AMEN la doxología final. No es amen borreguil, es una amen de afirmación, de sumarse con una rúbrica a toda la oración que acaba de proclamarse. Es un amen que compromete. Se cuenta que en los primeros siglos del cristianismo este amen más que decirse se gritaba por parte del pueblo como signo de aceptación. Es, sin duda, el amen más importante de la Misa.
Hasta la reforma litúrgica del Vaticano II en la misa tridentina sólo existía una Plegaria Eucarística, la ahora denominada con el número I (Canon romano). Hoy día hay cuatro formularios (incluida la anterior) que son las más usadas aunque existen otras para ocasiones especiales (misas con niños, reconciliación, etc). En cualquier caso esta plegaria no puede inventarse por parte de los sacerdotes y son las Conferencias episcopales de cada país las autorizadas a introducir nuevas.
Jesús Luengo Mena, Lector instituido

5 comentarios:

Pbro. Oscar de J. Matute O. dijo...

Quisiera que en la medida de lo posible lograran darme un recuento evolutivo de la liturgia Eucaristia en America desde la Colonia hasta nuestros dias. Gracias

Lic.Marcos Joaquin Peña Vegas dijo...

hola me gusto mucho el informe de la plegaria eucaristica, me podrian ayudar con la pregunta cuantas plegarias existen...

Anónimo dijo...

Mi pregunta es si puede ayudarme con la utilización de la campanilla, ellas se usaban al iniciar la Epíclesis (tocando una sola vez) para que el pueblo de Dios se hincara, después cuando el Sacerdote consagraba imponiendo las manos sobre las especies (tocando 3 veces), cuando levantaba el pan consagrado (tocando 3 veces), cuando le bajaba (tocando 1vez), al hincarse el Sacerdote ( 1 vez), al levantar el vino consagrado (tocando 3 veces), al bajarle ( 1 vez), hincándose el Sacerdote ( 1 vez) y al Amen solemne del final de la oración Eucarística. Posterior mente se daba un solo toque, indicando que debemos hincarnos, cuando el sacerdote dice “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del Mundo…”. Pero ahora hay lugares en que las campanillas lucen por su ausencia y esto dentro de la misma diócesis, ¿Cuál es su uso correcto?.
Por su ayuda muchas Gracias.

Anónimo dijo...

Muy buen ejemplo de cómo hacer amena e interesante la explicación de la liturgia. Muchas gracias

Anónimo dijo...

Quería saber si se puede decir "Amén" dentro de la Plegaria Eucarística.