El «sagrario» o «tabernáculo» es un pequeño recinto, a modo de caja o armario, donde se guarda la Eucaristía después de la celebración para que pueda ser llevada a los enfermos o puedan comulgar fuera de la misa los que no han podido participar en ella.
La palabra «sagrario» ya indica que es el lugar donde se guarda lo sagrado. «Tabernaculum» en latín significa «tienda de campaña»: de ahí la fiesta de los Tabernáculos o de las Tiendas de Israel, y sobre todo la «tienda del encuentro» que era su punto de referencia a lo largo de la travesía del desierto. Ahora, la verdadera «tienda» es Cristo mismo (Hb 9,11.24), el Verbo que se ha hecho carne y ha plantado su tienda entre nosotros (Jn 1,14).
En los primeros siglos se guardaba la Eucaristía en casas particulares, con sumo respeto. A partir del S. XI se colocaba en un sagrario encima del altar.
Hoy día el sagrario no se coloca sobre el altar: «la presencia eucarística de Cristo, fruto de la consagración, y que como tal debe aparecer en cuanto sea posible, no se tenga ya desde el principio por la reserva de las especies sagradas en el altar en que se celebra la misa» (ROCE 6: E 986). La Eucaristía se reserva en un solo sagrario en cada iglesia u oratorio, colocado en un lugar noble y destacado, convenientemente adornado, fijado permanentemente sobre un altar, pilar, o bien empotrado en la pared o incorporado al retablo. Debe estar construido de materia sólida (pueden ser metales preciosos como oro, plata, metal plateado, madera, cerámica y similares) y no transparente, cerrado con llave, en un ambiente que haga fácil la oración personal fuera del momento de la celebración, y por tanto mejor en una capilla separada (capilla sacramental).
Sería un grave abuso colocar el sagrario en una capilla o lugar al fondo de la iglesia o detrás de los asientos de los fieles. Para que sea un lugar muy destacado o distinguido debe poder ser visto desde la nave y ser fácilmente localizable.
Es costumbre colocar un corporal dentro y recubrir sus paredes externas con un tejido rico o con oro (conopeo).
Junto al sagrario luce constantemente una lámpara, con la que se indica y honra la presencia de Cristo. La presencia del Señor en el sagrario se indica además, si es el modo determinado por la autoridad competente, por medio del conopeo (cf. IGMR 276-277; RCCE 9-11).
El conopero (del griego Konopeion) es una especie de velo o mosquitera a modo de tienda que cubre el sagrario. Su uso es facultativo y debe ser blanco o del color litúrgico del día, nunca negro. Este velo representa la tienda santa del Señor.
La lámpara que arde perpetuamente junto al sagrario debe estar alimentada con aceite o cera, nunca con otro combustible. Es preferible la luz natural pero el obispo puede autorizar una luz eléctrica.
En definitiva, el sagrario es, en palabras de Pablo VI, el corazón vivo de cada una de nuestras iglesias. Por esa razón, el espacio que rodea al sagrario debe conducir a la adoración y oración personal, con asientos, reclinatorios y libros de espiritualidad eucarísticos que ayuden a adorar a nuestro Señor.
La palabra «sagrario» ya indica que es el lugar donde se guarda lo sagrado. «Tabernaculum» en latín significa «tienda de campaña»: de ahí la fiesta de los Tabernáculos o de las Tiendas de Israel, y sobre todo la «tienda del encuentro» que era su punto de referencia a lo largo de la travesía del desierto. Ahora, la verdadera «tienda» es Cristo mismo (Hb 9,11.24), el Verbo que se ha hecho carne y ha plantado su tienda entre nosotros (Jn 1,14).
En los primeros siglos se guardaba la Eucaristía en casas particulares, con sumo respeto. A partir del S. XI se colocaba en un sagrario encima del altar.
Hoy día el sagrario no se coloca sobre el altar: «la presencia eucarística de Cristo, fruto de la consagración, y que como tal debe aparecer en cuanto sea posible, no se tenga ya desde el principio por la reserva de las especies sagradas en el altar en que se celebra la misa» (ROCE 6: E 986). La Eucaristía se reserva en un solo sagrario en cada iglesia u oratorio, colocado en un lugar noble y destacado, convenientemente adornado, fijado permanentemente sobre un altar, pilar, o bien empotrado en la pared o incorporado al retablo. Debe estar construido de materia sólida (pueden ser metales preciosos como oro, plata, metal plateado, madera, cerámica y similares) y no transparente, cerrado con llave, en un ambiente que haga fácil la oración personal fuera del momento de la celebración, y por tanto mejor en una capilla separada (capilla sacramental).
Sería un grave abuso colocar el sagrario en una capilla o lugar al fondo de la iglesia o detrás de los asientos de los fieles. Para que sea un lugar muy destacado o distinguido debe poder ser visto desde la nave y ser fácilmente localizable.
Es costumbre colocar un corporal dentro y recubrir sus paredes externas con un tejido rico o con oro (conopeo).
Junto al sagrario luce constantemente una lámpara, con la que se indica y honra la presencia de Cristo. La presencia del Señor en el sagrario se indica además, si es el modo determinado por la autoridad competente, por medio del conopeo (cf. IGMR 276-277; RCCE 9-11).
El conopero (del griego Konopeion) es una especie de velo o mosquitera a modo de tienda que cubre el sagrario. Su uso es facultativo y debe ser blanco o del color litúrgico del día, nunca negro. Este velo representa la tienda santa del Señor.
La lámpara que arde perpetuamente junto al sagrario debe estar alimentada con aceite o cera, nunca con otro combustible. Es preferible la luz natural pero el obispo puede autorizar una luz eléctrica.
En definitiva, el sagrario es, en palabras de Pablo VI, el corazón vivo de cada una de nuestras iglesias. Por esa razón, el espacio que rodea al sagrario debe conducir a la adoración y oración personal, con asientos, reclinatorios y libros de espiritualidad eucarísticos que ayuden a adorar a nuestro Señor.
Jesús Luengo Mena
7 comentarios:
Mi nombre es Javier: No sin asombro, he notado que muchas veces en casi todas las parroquias que la tienen, se utiliza la capilla del Santísimo sacramento para celebrar la misa en los días de la semana (fuera de las misas de precepto)Según ustded aclara entonces en su nota y por lo que tengo entendido explica la norma de la IGMR (última actualización) esto no debería ser asi. ¿Me puede despejar esta duda?
¿Puede responderme también a mi E-correo? Javier. javier_del_rio@yahoo.com.ar
Estimado Javier: No debe escandalizarse porque en las capillas sacramentales se oficie la Misa. La OGMR (315) aconseja que el sagrario esté o bien en el presbiterio, fuera del altar, o bien en alguna capilla idónea, pero no prohíbe que se pueda decir allí la Misa. Muchas veces los sacerdotes prefieren oficiar la misa de los días feriales en una capilla pequeña debido a la escasa afluencia de fieles. Lo que sí está prohíbido es que el Señor sacramentado esté expuesto (en custodia u otra forma) mientras se celebra la misa.
Jesús Luengo Mena
mi nombre es alexis y lo que yo tengho entedido y me enseñaron en el seminario es que el sagrario deve estar por obligacion detras del altar
SI ANTE EL SAGRARIO DEBE ESTAR SIEMPRE UNA LAMPARA ENCENDIDA, POR QUE HAY SACERDOTES QUE NO HACEN ESTO Y EL SANTÍSIMO SIEMPRE ESTA EN PENUMBRAS TODO EL DÍA Y LA NOCHE. ¿QUE DEBO HACER PARA QUE SE RESPETE Y SE LE DE EL VALOR DE SAGRADO A LO SAGRADO? LE AGRADEZCO SU ATENCIÓN.
hola, perdón que opine,no siempre debe estar la lampara encendida,esta solo si hay hostias consagradas o si no,debe estar apagada.
Buenas noches, disculpe el sagrario puede ir en el retablo principal del altar y en el centro, o se debe de poner a un costado.
LA LAMPARA DEL SANTISIMO DEBE ESTAR ENCENDIDA DIA Y NOCHE Y DEBE SER DE LUZ NATURAL, NO DE ENERGIA ELECTRICA Y DEBE ESTAR CERCA DEL SAGRARIO ILUMNANDOLO Y NO A UNA DISTANCIA EN LA QUE PAREZCA UNA LAMPARA MAS DEL PRESBITERIO.
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