Vamos en este artículo a analizar el concepto de «vigilia» en su significado litúrgico, ya que también es un término que se usa en el lenguaje ordinario.
En primer lugar
diremos que la palabra «vigilia» viene de velar y significa exactamente «noche
de vela», o sea, noche que se permanece despierto para realizar alguna acción o
espera vigilante. Los judíos lo hacen la noche del 14 de Nisán, en recuerdo de
éxodo de Egipto. Los cristianos lo hacemos en la noche pascual.
En el tiempo de
Cuaresma es, o más bien era, frecuente oír decir que «hoy es vigilia». Incluso
algunos establecimientos de comida, bares y restaurantes lo ponían en un
cartel. Ese sentido, que es el que consideramos que actualmente tiene el pueblo
de la vigilia, se refiere en realidad a la abstinencia de comer carne en los
viernes cuaresmales. Así, hay platos especialmente preparados para estas
fechas, menús de vigilia, donde el bacalao, los potajes y la repostería propios
de este tiempo (torrijas, pestiños, mantas doblás) son los reyes de la mesa los
viernes cuaresmales.
En realidad, el
término vigilia se utiliza como sinónimo de abstinencia de carne. Pero el
auténtico concepto de vigilia poco tiene que ver con esa idea, salvo
identificar abstinencia con penitencia.
La noción de
vigila en épocas medievales y posteriores se refería a un día penitencial que precedía a un día festivo. Este concepto ha
quedado abolido desde la reforma litúrgica del Vaticano II y ha evolucionado a
otros significados.
La oración nocturna ha tenido siempre un lugar
importante en la espiritualidad cristiana y en la Liturgia. Expresa y estimula
la espera del Señor que vino, que resucitó y que volverá[1].
La Iglesia
siempre observó intensamente la vigilia pascual, al principio con una vela de
noche entera que culminaba con la celebración de los bautismos y de la
eucaristía. A imitación de esta vigila, las Iglesias fueron inaugurando con una
vigilia algunas solemnidades, tales como Navidad y Pentecostés. Incluso el
aniversario de los santos, celebrados junto a sus tumbas, incluían unas
vigilias.
Hoy día, la
vigilia, salvo la pascual, se refiere a la «misa de la vigilia», misa que puede
celebrarse en la tarde anterior a alguna solemnidad, con rito festivo y/o a
algunas celebraciones de la Palabra de Dios.
Solo tienen misa de vigila las solemnidades de Pentecostés y Navidad
(en el Propio del tiempo) y las del Nacimiento de san Juan Bautista, de los
santos apóstoles Pedro y Pablo, y de la Asunción de la Virgen María (en el Propio
de los Santos)[2].
También pueden
celebrarse vigilias en torno a la muerte de un cristiano, no necesariamente con
carácter nocturno, con salmos, lecturas y oraciones. Además, en las comunidades contemplativas, se
mantienen los Maitines, como evolución del Oficio de Lecturas nocturno, que fue
pasando a primera hora de la mañana, a la hora del canto del gallo, gallicinium, aunque conserva el carácter de alabanza
nocturna.
El Ceremonial de
los Obispos (CO) recomienda realizar celebraciones de la Palabra en algunas
vigilias.
Conviene, por lo tanto, que en las celebraciones de
la Palabra de Dios, sobre todo en las
vigilias de las fiestas más solemnes, en algunas ferias de Adviento y Cuaresma
y los domingos y día festivos se realicen este tipo de celebraciones, bajo la
presidencia del obispo y, preferentemente, en la iglesia catedral[3].
Aquí
se entiende que se refiere a la víspera.
Terminamos recordando las leyes sobre el ayuno y la
abstinencia.
El CDC dedica los cánones 1249 al
1253 a esta cuestión.
1249 Todos los fieles, cada
uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer penitencia; sin embargo,
para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado
unos días penitenciales, en los que se dediquen los fieles de manera especial a
la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos,
cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo,
observando el ayuno y la abstinencia, a tenor de los cánones que siguen.
1250 En la Iglesia
universal, son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el
tiempo de cuaresma.
1251 Todos los
viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia
de carne, o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal;
ayuno y abstinencia se guardarán el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. (El Sábado Santo se recomienda).
1252 La ley de la
abstinencia obliga a los que han cumplido catorce años; la del ayuno, a todos
los mayores de edad, hasta que hayan cumplido cincuenta y nueve años. Cuiden
sin embargo los pastores de almas y los padres de que también se formen en un
auténtico espíritu de penitencia quienes, por no haber alcanzado la edad, no
están obligados al ayuno o a la abstinencia.
1253 La Conferencia
Episcopal puede determinar con más detalle el modo de observar el ayuno y la
abstinencia, así como sustituirlos en todo o en parte por otras formas de
penitencia, sobre todo por obras de caridad y prácticas de piedad.
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