Vamos en este artículo a ver el orden de
la procesión de entrada para una celebración solemne de la Eucaristía, con
presencia del obispo.
Como es lógico, las procesiones varían según el número de ministros
participantes. Sin embargo, existen algunos principios generales que deben
observarse: primero caminan los acólitos, luego los diáconos, después los
presbíteros y cierra la procesión el arzobispo con sus ayudantes más directos.
Abre la procesión el acólito que lleva el incensario y la
naveta. Un acólito puede llevar el incensario y otro la naveta; ambos caminan
juntos. El portador de la naveta se coloca a la izquierda del turiferario. De
esa misma forma se colocan para ofrecer la naveta al presidente de la
celebración durante la misa cuando este tenga que poner incienso en el
incensario.
En segundo lugar marchan los acólitos que llevan la cruz y los
dos ciriales. En las celebraciones presididas por el obispo en su diócesis, puede
haber siete ciriales: otros cuatro caminan detrás de dos en dos, y uno más
camina detrás de la cruz. Esta posibilidad está en desuso y nunca la he
presenciado. La cruz con el Crucificado debe mirar hacia el obispo.
En tercer lugar caminan, de dos en dos, los acólitos que sirven
al altar. Les siguen los diáconos, también de dos en dos. Uno de los diáconos
debe llevar el Evangeliario un poco elevado (no se debe llevar el Leccionario), que
colocará, cerrado, sobre el altar.
Tras los diáconos van todos los concelebrantes, siempre de dos
en dos. Si hubiera obispos concelebrantes, caminan después de los presbíteros,
de dos en dos. No llevan báculo, pero sí mitra. El báculo sólo lo porta el
obispo titular de la diócesis ya que, como norma, los obispos solo pueden usar el báculo en el territorio de su diócesis
aunque pueden usarlo en cualquier lugar en donde se celebra solemnemente con el
consentimiento del ordinario del lugar (CE 59). En algunas celebraciones todos
los obispos pueden usar el báculo, como en las ordenaciones.
Cierra la procesión el celebrante principal en medio del
pasillo. Si celebra un obispo, detrás de él pueden caminar los dos diáconos que
lo asisten y los ministros de mitra (detrás a su derecha) y báculo (detrás, a
su izquierda, ya que el obispo porta el báculo con su mano izquierda). Estos
ministros serían acólitos. También puede haber un servidor de los libros, que
los porta, y que se situaría en el centro de los otros dos acólitos.
Sobre el lugar que ocupa el maestro de ceremonias no está
determinado por los libros litúrgicos. Puede ir al principio de la procesión o
bien detrás de los acólitos. Y, más frecuente, detrás del celebrante principal,
a su izquierda. Este último es el uso de la liturgia papal. Si hay
ceremonieros, caminan al lado del grupo al que te toca coordinar. Por ejemplo,
en la liturgia papal el ceremoniero encargado de los acólitos camina a su lado;
lo mismo el ceremoniero encargado de los diáconos, y los encargados de los
celebrantes.
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